En la Trampa del Día a Día

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La mañana siguiente fue reconfortante de una manera que no había sentido en mucho tiempo. 

Despertar con la calidez del pecho de Jumin contra mi mejilla, su brazo rodeándome con suavidad, me dio una paz que parecía esquivarme en los últimos días.

Aun somnolienta, sentí su respiración tranquila y constante, como si también hubiera encontrado descanso en esa cercanía.

El desayuno llegó poco después, una bandeja con fruta fresca picada.  

Tomo una rodaja de manzana y la llevo a la boca, pero cuando la empiezo a tragar, siento una punzada de incomodidad en la garganta. 

Mis labios se fruncen levemente, y Jumin, que no deja pasar nada por alto, se acerca más, observándome con esos ojos que siempre parecen saberlo todo.

― Te duele porque te forzaste a hablar de más anoche. ― me reprende suavemente, sin rastro de enojo en su tono

Intento disimular el dolor, pero al ver su expresión, me rindo. 

― No es nada. ― digo, mi voz apenas un susurro.

Acaricia mi cabello con esa delicadeza, luego se inclina hacia la mesita de noche y toma un vaso de jugo de naranja, que me alcanza junto con el medicamento que necesito tomar. Sin decir una palabra, me lo entrega, y yo obedezco, tomando la medicina y luego sorbiendo un poco del jugo.

― Jumin... ― mi voz es suave. ― Si no quieres que siga hablando... entonces deberías contarme todo.

― ¿Me estás chantajeando? ― arquea una ceja y una sonrisa juguetona aparece en sus labios.

― Sí, lo estoy. ― respondo, le devuelvo la sonrisa. ― No ayuda que me ocultes cosas... Me estresa.

Él me observa por un momento, como si estuviera evaluando la situación. Finalmente, asiente, su expresión suavizándose.

― Está bien. ― acepta. ― Pero con una condición: Te limitas a escuchar. 

Lo miro con una sonrisa, sabiendo que no podré evitarlo. 

― Sabes que eventualmente haré preguntas. ― le respondo. 

Me lanza una mirada de advertencia. 

― Está bien. Pero deben ser preguntas concretas. ― cede un poco mientras me acaricia la mejilla con suavidad. ― ¿Cómo se supone que debo comenzar?

Se queda pensativo, como si estuviera organizando su memoria. 

Mientras continúo comiendo poco a poco, intentando ignorar la incomodidad que siento al tragar.

Empieza a explicarme cómo descubrieron que habían hackeado la red de C&R y hasta el sistema del penthouse. Me cuenta que, al regresar y no encontrarme, fue Mary quien finalmente le mencionó la llamada que recibí antes de desaparecer. 

Quiso sacarle cada detalle, y su frustración creció a medida que Mary, temerosa y preocupada, no podía esclarecer sus dudas.

Pienso en la pobre Mary, teniendo que soportar la furia inminente de Jumin. Conociéndolo, sé que cuando está enfadado, su mirada se vuelve fría y su voz adquiere un tono cortante.

Eventualmente, él descubrió mi plan con las joyas. 

― Cuando encontramos a Hye en la carretera. ― continúa con su explicación. ― La señal del GPS del diamante había desaparecido por completo, pero desde luego fue de mucha ayuda tu idea.

Mastico lentamente un trozo de fruta, procesando lo que dice, conectando los hechos en mi cabeza.

― Debió dañarse al caer en la cascada. ― es lo primero que digo, luego de escuchar todo. ― Lo tenía escondido en la ropa y debió llenarse de agua.

En los brazos de Jumin HanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora