𝙣𝙚𝙫𝙞𝙡𝙡𝙚 𝙡𝙤𝙣𝙜𝙗𝙤𝙩𝙩𝙤𝙢·𝟮

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Durante aquel día helado, Riley se encontraba muy cómoda tomando una cerveza de mantequilla en Las Tres Escobas mientras observaba como cada estudiante, profesor, hombre y mujer, entraban y salían de aquella posada a su total antojo. La brisa que pasaba cuando la puerta se abría molestaba un poco a la rubia, pero eso dejó de importar cuando a la taberna entró Neville junto a Melinda y demás estudiantes.

El muchacho no notó la presencia de Riley porque parecía muy ocupado en admirar cada cosa que su acompañante hacía o decía. Por más estúpido que fuera, Neville parecía encantado con tener a Melinda a su lado en un lugar tan concurrido como aquel.

—¿Seguirás evitándome?

Aquella voz detrás de Riley la hizo incomodarse. No esperaba para nada que Blaise fuera a hablarle en aquel lugar y en aquel momento.

—No te evito, pensé que había quedado claro que no quería volver a verte.

—Bah, tonterías —masculló sentándose frente a la rubia que seguía con sus ojos puestos en Neville sólo para no hacer contacto visual con el muchacho que le provocaba arcadas—. Estoy seguro que me extrañas.

Riley frunció en ceño y se dignó a mirarlo.

Blaise portaba una sonrisa encantadora, la misma que usaba para cada chica a la que quería conquistar y Riley se insultaba al pensar que lo había conseguido con ella. Aquellos ojos, su sonrisa, su sentido del humor y su forma de coquetear eran sus armas para tener junto a él a quien quisiera.

—Puedo asegurarte que extraño más a Snape en pociones que a ti, Zabini.

La risa contagiosa del muchacho endulzó los oídos de Riley.

—¿Por qué te obligas a estar lejos de mí? —preguntó intentando tocar la mano de su compañera, pero esta la apartó—. ¿Sabes una cosa? Me gusta que seas así.

—¿Así cómo?

—Complicada y misteriosa. Pocas de aquí son como tú.

—¿y? —inquirió lejos de sentirse elogiada.

—Ah, son todas tan predecibles. Coquetas, entregadas, celosas e inseguras, pero tú...

—¿Pero yo al no ser así merezco un poco más de respeto? —espetó Riley enfadada.

—No lo hubiera dicho de esa forma —se defendió Blaise con rapidez—. Sólo que me gustas, Riley, no voy a seguir ocultándolo, por eso quería invitarte...

Poco le interesó lo que Zabini le estaba explicando. En cuanto Cormac entró a Las Tres Escobas toda su atención fue puesta en él y en la mesa al fondo de la barra, donde Neville y Melinda estaban charlando.

Los ojitos desesperados de Neville buscaron a Riley en la habitación casi por costumbre y un brillo especial aparecieron en ellos cuando la encontró. Melinda de repente no parecía nada interesada por su compañero, sino que Cormac había captado su atención, al igual que todo el público femenino allí.

—¿Me has oído? —preguntó Blaise, pero la respuesta fueron hechos.

Riley se levantó decidida de su asiento y detuvo a Cormarc en el medio de Las Tres Escobas. Los murmullos se hicieron presentes, pero tampoco le pareció demasiado. La vida de la rubia se basaba en eso.

—Hey, McLaggen —saludó Riley con la voz más aguda de lo normal—. ¿Cómo te encuentras?

—Hola, Riley —dijo con su característica sonrisa. Había que admitir que podía ser un completo patán, pero era lindo.

harry potter || one shots y fragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora