harry potter || one shots y fragmentos

🏆Beauxbatons y Durmstrang

TORNEO DE LOS TRES MAGOS

Los representantes de Beauxbatons y Durmstrang llegarán a las seis en punto del viernes 30 de octubre. Las clases se interrumpirán media hora antes.

—¡Estupendo! —dijo Harry—. ¡La última clase del viernes es Pociones! ¡A Snape no le dará tiempo de envenenarnos a todos!

Los estudiantes deberán llevar sus libros y mochilas a los dormitorios y reunirse a la salida del castillo para recibir a nuestros huéspedes antes del banquete de bienvenida.

—¡Sólo falta una semana! —dijo emocionado Ernie Macmillan, un alumno de Hufflepuff, saliendo de la aglomeración—. Me pregunto si Cedric estará enterado. Me parece que voy a decírselo...

—¿Cedric? —dijo Ron sin comprender, mientras Ernie se iba a toda prisa.

—Diggory —explicó Harry—. Querrá participar en el Torneo.

—¿Ese idiota, campeón de Hogwarts? —gruñó Ron mientras se abrían camino hacia la escalera por entre la bulliciosa multitud.

—No es idiota. Lo que pasa es que no te gusta porque venció al equipo de Gryffindor en el partido de quidditch —repuso Emily.

—He oído que es un estudiante realmente bueno. Y es prefecto —dijo Hermione como si eso zanjara la cuestión.

—Sólo les gusta porque es guapo —dijo Ron mordazmente.

—Perdona, a mí no me gusta la gente sólo porque sea guapa —repuso Hermione indignada.

Ron fingió que tosía, y su tos sonó algo así como: «¡Lockhart!»

—De todos modos, sea guapo o no, es un gran chico —dijo Emily atando su larga melena pelirroja con una coleta dejando a la vista sus pecas.

—No lo conoces —dijo Harry extrañado.

—El año pasado, cuando caíste de la escoba, él vino a hablarme y mantuvimos una agradable conversación. Cedric estaba realmente arrepentido, hasta quiso que el partido volviera a jugarse.

—¿En serio? —preguntó Ron asombrado.

—Completamente.

Emily dejó de hablar cuando la cabellera castaña de Diggory apareció caminando frente a ellos junto a Macmillan. La pelirroja parecía hipnotizada por la belleza de aquel estudiante. Ron bufó.

—Esto es increíble.

Ron alzó los ojos al techo, donde brillaba la luz de un sol otoñal, y Fred se mostró enormemente interesado en su trozo de tocino (los gemelos se habían negado a adquirir su insignia de la P.E.D.D.O.) Emily, que había aceptado ayudar a Hermione, ya se encontraba bastante agotada con la insistencia de su amiga.

—Escucha, Herm, ¿has estado alguna vez en las cocinas? —preguntó Emily.

—No, claro que no —dijo Hermione de manera cortante—. Se supone que los alumnos no...

—Bueno, pues nosotros sí —la interrumpió Emily, señalando a Fred y a George. Harry la miró con los ojos bien abiertos—, un montón de veces, para mangar comida. Y los conocemos, y sabemos que son felices.

—Piensan que tienen el mejor trabajo del mundo —dijo George.

—¡Eso es porque no están educados! Les han lavado el cerebro y... —comenzó a decir Hermione acaloradamente, pero las siguientes palabras quedaron ahogadas por el ruido de batir de alas encima de sus cabezas que anunciaba la llegada de las lechuzas mensajeras.