𝙨𝙞𝙧𝙞𝙪𝙨 𝙗𝙡𝙖𝙘𝙠·𝟰

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—¿Cómo que Harry fue al Ministerio? —preguntó alarmada Amy mientras se levantaba rápidamente de su asiento.

Sirius la imitó y tomó con velocidad su varita.

—Creyó ver a Black en el Ministerio, a manos del señor tenebroso, y no ha vuelto del bosque prohibido —comentó Snape un poco agitado—. Avisen rápidamente a los demás, Potter puede estar en peligro.

Amy subió con rapidez las escaleras sumamente preocupada. Harry estaba metiéndose en problemas.

Tomó una especie de tetera que tenía escondida en su cuarto y abrió la tapa. De allí salía un humo espeso y con un olor un poco fuerte.

—Remus, Harry fue al Ministerio. Avísale a Moody y a Tonks. ¡Rápido!

Volvió a cerrar la tetera sin esperar respuesta y salió del cuarto nuevamente a toda velocidad. En la cocina se escuchaban unos gritos llenos de rabia.

—¡No me quedaré aquí mientras mi ahijado corre peligro!

—¡No desobedezcas las órdenes de Dumbledore, Black!

Snape y Sirius discutían a toda voz mientras Amy aparecía. No era el mejor momento para pelear, pero ellos encontraban siempre unos minutos para gritarse.

—Cullen, explícale a tu noviecito por qué debe quedarse aquí a esperar a Dumbledore y no salir como loco para hacerse el héroe.

—¡No quiero hacerme el héroe! —gritó molesto. Amy miró a ambos hombres y posó sus ojos en su pareja—. Amy, te lo pido por favor, no me digas que estás de acuerdo con Quejicus.

La morena no respondió y Severus sonrió triunfante. Sirius lanzó su varita contra la mesa y se sentó abatido.

—Snape, hazme el favor de volver al colegio y asegúrate de que los niños hayan vuelto. Me quedaré aquí esperando a los demás.

Severus, no muy contento de que Amy le diera una orden, se dio cuenta que no tenía nada más que hacer allí. Volvió a dirigir una última mirada a Black y se esfumó en una niebla.

—Sirius —murmuró ella volteándose a verlo.

—No me hables —espetó el hombre molesto.

—Entiendo que quieras salvar a Harry, pero...

—¿Pero qué?

Sirius se levantó lleno de ira y se enfrentó a la morena que se hallaba inquebrantable. Ya había soportado los momentos de descontrol de su novio por no poder hacer nada más que estar encerrado en aquella casa que le traía tantos malos recuerdos.

Amy acercó su suave mano a la mejilla de Sirius intentando tranquilizarlo.

—No quiero perderte —murmuró como si fuera un secreto que nadie debía escuchar.

—No lo harás, Amy, pero quiero salvar a Harry. Ya lo hablamos, ¿recuerdas? —preguntó respirando un poco más tranquilo y disfrutando de las caricias de la mujer—. Lo haríamos, por Lily y por James. Juntos.

Amy recordó entonces las mil charlas que había tenido con Sirius sobre cuánto querían a Harry y sobre cuánto quería protegerlo. No podía prohibirle el deseo de cuidar a su ahijado.

Sirius se acercó lentamente hacia los labios de la mujer y la besó con delicadeza, intentando casi de no romperla. Él sabía todo el miedo que ella estaba sintiendo y la comprendía a la perfección.

Los brazos de ella tomaron con fuerza el cuerpo de Sirius para atraerlo aún más.

—Maldito tu don de convencerme siempre, Black —dijo ella un poco de mala gana.

harry potter || one shots y fragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora