𝙛𝙧𝙚𝙙 𝙬𝙚𝙖𝙨𝙡𝙚𝙮

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Si había una palabra que definiera a Cohan era indescifrable. Nunca sabías qué quería ni qué pensaba y ese era el motivo por el cual Fred estaba completamente loco por ella.

Cohan nunca había llamado la atención, pero en el verano, antes de empezar quinto año, estuvo muy metida en hacer ejercicio y cambiar su aspecto físico, por lo que, al iniciar el ciclo escolar en septiembre, todos los chicos se volteaban a ver a la nueva gryffindor.

—Es la tercera carta que me dan para ti —dijo Angelina mientras le extendía un pedazo de pergamino—. Son insoportables.

—A mí me parece tierno —dijo Cohan mientras leía el papel y lo guardaba en su mochila.

—A mí me parece creepy —dijo George.

Fred y George Weasley aparecieron en la sala común con una sonrisa traviesa en sus labios, como siempre. Cohan cerró sus libros con rapidez antes de tener que escuchar las tonterías que sus compañeros iban a comenzar a decir.

—¿Acaso estás escapando? —preguntó Fred.

Angelina y George se miraron con una sonrisa y se alejaron de allí para dejarlos solos. No era un secreto que Fred estaba loco por Cohan y que en varias ocasiones él había intentado declararse.

—Sí —respondió ella con naturalidad.

Fred frunció el entrecejo.

—¿Y yo qué te he hecho?

—No paras de molestar.

La castaña terminó de guardar sus útiles en la mochila y se levantó de su asiento. Quería irse antes de tener que escuchar los piropos absurdos que el pelirrojo tenía preparados.

—¡Pero si aún no he hecho nada! —intentó defenderse.

—Sí, aún —susurró la chica y subió las escaleras lo más rápido que pudo.

Fred se dio la vuelta molesto, queriendo buscar comprensión en su hermano gemelo que miraba la escena muy divertido.

—¿Lo has visto?

—Todos lo hemos visto —aseguró Angelina mientras Fred se sentaba en el sofá agotado.

—No la entiendo. Hoy a la mañana estuvimos hablando increíblemente bien, ¡Hasta se reía de mis chistes! Y ahora no sé qué le pasa.

—Así es Cohan —habló George—. Hoy te quiere y mañana no.

—Bueno, no, no puede ser así —dijo Fred molesto—. Hará que mi cabeza explote.


—Fred, ¿Has visto mi libro de pociones? —le preguntó al muchacho al entrar por el retrato—. Porque recuerdo que te lo presté a ti y...

—Sí, está arriba de la mesa —respondió el pelirrojo seco, señalando la tabla de madera.

Cohan frunció el celo y se acercó a buscar su libro. Pensaba en subir a descansar un rato, pero su amigo no paraba de hacer figuras en el aire con la varita. ¿Por qué Fred Weasley estaba sin su hermano y por qué no estaba haciendo desastres?

—¿Todo bien? —preguntó ella. Fred asintió—. ¿Sabes una cosa? Estaba pensando que para la primera salida a Hogsmade podríamos ir juntos.

—¿En serio? —dijo él mirándola sorprendido.

—Sí, claro, pasaríamos un gran momento. ¿Quieres?

—¡Sí, por supuesto! Sería grandioso —exclamó volviendo a tener su ánimo de siempre.

Pero en el momento que quiso acercarse a Cohan esta borró su sonrisa del rostro y se despidió de Fred mientras subía las escaleras con su libro de pociones en la mano.



—Me ha invitado a Hogsmade, pero luego cuando quise acercarme se fue como si tuviera una enfermedad contagiosa o algo —contó Fred preocupado—. ¿Acaso tengo mal aliento o...?

harry potter || one shots y fragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora