—¿Qué ocurre? —preguntó Harry.
—¡Siéntense! —ordenó tío Vernon, y su sobrino enarcó las cejas—. Por favor —añadió e hizo una mueca, como si esas dos palabras le lastimaran la garganta.
Harry y Emily se sentaron; creían saber lo que iba a pasar. Su tío empezó a pasearse por el salón; tía Petunia y Dudley seguían sus movimientos con expresión de angustia. Por fin Vernon Dursley, cuya enorme y morada cara se contraía en un gesto de concentración, se detuvo delante de los muchachos y anunció:
—He cambiado de idea.
—Qué sorpresa —replicó Emily.
—No permitas que te hable con ese tono... —chilló tía Petunia, pero su esposo la acalló con un ademán.
—Todo esto es un cuento chino —continuó Vernon, fulminando a los muchachos con sus ojillos porcinos—. He decidido que no me creo ni una sola palabra. Nos quedamos aquí; no vamos a ninguna parte.
Vernon Dursley llevaba cuatro semanas cambiando de idea cada veinticuatro horas: cargaba el coche, lo descargaba y volvía a cargarlo cada vez que alteraba sus planes.
—Según ustedes —prosiguió Vernon, reiniciando sus paseos por el salón—, Petunia, Dudley y yo estamos amenazados por... por...
—Algunos «de los nuestros», sí —afirmó Harry.
—Pues no les creo —le espetó su tío, y volvió a detenerse delante de ellos—. Me he pasado la noche en vela dándole vueltas, y opino que es una estratagema para quedarse la casa.
—¿La casa, dices? —repitió Emily—. ¿Qué casa?
—¡Esta casa! —chilló Vernon, y la vena de la frente le latió—. ¡Nuestra casa! En este barrio, el precio de la vivienda se está disparando. Lo que quieren es quitarnos de en medio para poder hacer sus trapicheos y antes de que nos demos cuenta la escritura esté a sus nombres y...
—¿Te has vuelto loco? —replicó Emily—. ¿Una estratagema para quedarnos esta casa? ¿De verdad eres tan estúpido como pareces?
—¡Cómo te atreves! —saltó tía Petunia, pero Vernon la hizo callar de nuevo con un ademán.
Al parecer, el escarnio de su aspecto personal no era nada comparado con el peligro que había detectado.
—Por si no te acuerdas —dijo Harry—, nosotros ya tenemos una casa: la que me dejó mi padrino. ¿Para qué íbamos a querer ésta? ¿Por los recuerdos felices?
Se produjo un silencio y Harry creyó que había impresionado a su tío con ese razonamiento.
—Dices que ese lord como se llame... —retomó Vernon su argumentación.
—Voldemort —aclaró su sobrina, impaciente—, y ya hemos hablado de esto cientos de veces. Y no lo digo yo: es la verdad; Dumbledore te lo explicó el año pasado, y Kingsley y el señor Weasley...
Vernon Dursley encorvó los hombros, furioso, y Emily dedujo que intentaba ahuyentar los recuerdos de la inesperada visita, recién empezadas sus vacaciones de verano, de dos magos. En efecto, cuando abrieron la puerta y vieron a Kingsley Shacklebolt y Arthur Weasley, los Dursley se habían llevado una desagradable sorpresa. Pero Harry y Emily reconocían que, dado que en una ocasión el señor Weasley había destrozado la mitad del salón de aquella casa, era lógico que su reaparición no causara demasiado placer a tío Vernon.
—... Kingsley y el señor Weasley también te lo explicaron —repitió Emily, implacable—. En cuanto cumplamos diecisiete años, el encantamiento protector que nos mantiene a salvo se romperá, y eso los expondrá al peligro tanto como a nosotros. La Orden está segura de que Voldemort vendrá por ustedes, ya sea para torturarlos e intentar averiguar nuestro paradero, o porque crea que si los toma como rehenes Harry y yo volveremos para rescatarlos.
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harry potter || one shots y fragmentos
Fantastik𝙋𝙚𝙦𝙪𝙚𝙣̃𝙖𝙨 𝙝𝙞𝙨𝙩𝙤𝙧𝙞𝙖𝙨 𝙙𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙥𝙚𝙧𝙨𝙤𝙣𝙖𝙟𝙚𝙨 𝙙𝙚 𝙃𝙖𝙧𝙧𝙮 𝙋𝙤𝙩𝙩𝙚𝙧. (𝐀𝐝𝐞𝐦𝐚́𝐬 𝐚𝐝𝐚𝐩𝐭𝐨 𝐩𝐞𝐪𝐮𝐞𝐧̃𝐨𝐬 𝐟𝐫𝐚𝐠𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐥𝐢𝐛𝐫𝐨𝐬 𝐝𝐨𝐧𝐝𝐞 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐚 𝐥...