—Muy bien —dijo Harry cuando Hermione se hubo sentado de nuevo—, ¿empezamos a practicar? He pensado que lo primero que deberíamos hacer es practicar el expelliarmus, es decir, el encantamiento de desarme. Ya sé que es muy elemental, pero lo encontré muy útil...
—¡Vaya, hombre! —exclamó Zacharias Smith mirando al techo y cruzándose de brazos—. No creo que el expelliarmus nos ayude mucho si tenemos que enfrentarnos a Quien-tú-sabes.
—Yo lo utilicé contra él —dijo Harry con serenidad—. En junio, ese encantamiento me salvó la vida. —Smith se quedó con la boca abierta, con cara de estúpido. Los demás estudiantes estaban muy callados—. Pero si crees que está por debajo de tus conocimientos, puedes marcharte —añadió Harry. Smith no se movió. Los demás tampoco—. Bien —continuó Harry. Había tantos ojos fijos en él que se le estaba secando la boca. Miró a su hermana que le regaló una sonrisa que lo animó—. Podríamos dividirnos en parejas y practicar.
A Harry le resultaba muy extraño dar instrucciones, pero más extraño aún le resultaba ver que los demás las seguían. Todos se pusieron en pie a la vez y se colocaron de dos en dos. Como era de esperar, Neville se quedó sin pareja.
—Tú practicarás conmigo —le dijo Emily dulcemente.
-Muy bien, contaré hasta tres: uno, dos, tres...
De pronto, la sala se llenó de gritos de ¡Expelliarmus! Las varitas volaban en todas direcciones; los hechizos mal ejecutados iban a parar contra los libros de las estanterías y los hacían saltar por los aires. Emily era demasiado rápida para Neville, cuya varita saltó de su mano, giró sobre sí misma, golpeó el techo produciendo una lluvia de chispas y aterrizó con estrépito en lo alto de una estantería, de donde Emily la recuperó con un encantamiento convocador.
—Lo siento —se disculpó la pelirroja al notar un poco de desilusión en el rostro de su amigo.
Entonces miró a su alrededor y comprobó que su hermano había hecho bien al proponer que practicaran los hechizos elementales en primer lugar, pues sus compañeros estaban haciendo unas chapuzas tremendas.Muchos no conseguían desarmar a sus oponentes y sólo lograban que saltaran hacia atrás unos pocos pasos o que hicieran muecas de dolor cuando su débil hechizo pasaba rozándoles la coronilla.
—¡Expelliarmus! —exclamó Neville. Había pillado a Emily desprevenida, y la varita saltó de la mano de ésta—. ¡LO HE CONSEGUIDO! —exclamó Neville, emocionado—. No lo había hecho nunca. ¡LO HE CONSEGUIDO!
—¡Muy bien! —lo animó Emily, y decidió no comentarle que en un duelo real no era probable que su oponente estuviera mirando hacia otro lado con la varita en la mano, pero sin apretarla—. Oye, Neville, ¿por qué no te turnas un rato para practicar con Ron y con Hermione? Necesito hablar con Harry.
Emily se colocó en el centro de la estancia junto a Harry. A Zacharias Smith le estaba pasando algo muy raro. Cada vez que abría la boca para desarmar a Anthony Goldstein, su propia varita salía despedida de su mano pese a que Anthony no decía nada. A Emily no le costó mucho resolver aquel misterio.
—Son Fred y George.
Los gemelos estaban cerca de Smith y se turnaban para apuntarle a la espalda con sus varitas.
—Lo siento, Harry —se apresuró a decir George al comprobar que Harry lo miraba—. No he podido evitarlo.
Emily se acercó a sus amigos y les susurró:
—¿Pueden hacérselo una vez más? Sólo una.
—¿Por qué eres tan malvada? —pregunto George.
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harry potter || one shots y fragmentos
Fantasi𝙋𝙚𝙦𝙪𝙚𝙣̃𝙖𝙨 𝙝𝙞𝙨𝙩𝙤𝙧𝙞𝙖𝙨 𝙙𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙥𝙚𝙧𝙨𝙤𝙣𝙖𝙟𝙚𝙨 𝙙𝙚 𝙃𝙖𝙧𝙧𝙮 𝙋𝙤𝙩𝙩𝙚𝙧. (𝐀𝐝𝐞𝐦𝐚́𝐬 𝐚𝐝𝐚𝐩𝐭𝐨 𝐩𝐞𝐪𝐮𝐞𝐧̃𝐨𝐬 𝐟𝐫𝐚𝐠𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐥𝐢𝐛𝐫𝐨𝐬 𝐝𝐨𝐧𝐝𝐞 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐚 𝐥...