Unos días antes del partido contra Ravenclaw, Harry y Emily se encontraban caminando solos hacia su sala común después de haber cenado, ya que Ron había salido disparado hacia el baño más cercano para vomitar y Hermione se había desaparecido al ver aproximarse a la profesora Vector, murmurando algo sobre un error que había cometido en su último ensayo de Aritmancia.
Más que por hábito que por otra cosa, lo hermanos hicieron el habitual recorrido por el pasillo del séptimo piso revisando el Mapa del Merodeador mientras caminaban. Harry no pudo encontrar a Malfoy por ningún lado por lo que asumió que estaría dentro del cuarto de los menesteres otra vez.
—Harry, deberías dejar de buscarlo. —Su hermana intentó convencerlo nuevamente—. No creo que Draco esté tramando algo.
Es que no lo estaba haciendo. ¿Cómo le decía a su hermano que Draco se escondía en la Sala Multipropósito para estar con ella? Pero esas cosas ya habían acabado, pues sus dudas se incrementaban más cada segundo.
—¿Cómo puedes confiar tanto en él? Seguro trama algo, estoy muy seguro.
De repente pudo ver la pequeña etiqueta con su nombre en un baño de chicos que estaba un piso debajo y acompañado, no por Crabble o Goyle, sino por Myrtle la llorona.
Harry se quedó observando esta inusual pareja que no se percató de que iba derecho hacia una armadura. El tremendo ruido que hizo ésta al caerse lo hizo volver a la realidad; huyeron de la escena a toda prisa antes de que Filch hiciera su aparición, bajaron las escaleras de mármol a toda carrera y siguieron por el pasillo que se abría ahí.
—¿Qué hace con Myrtle? —preguntó Emily en voz baja, pero lo suficiente para que su hermano escuchara.
Fuera del baño, Emily puso su oreja contra la puerta esperando oír algo. Completo silencio. Abrió la puerta con sumo cuidado, tratando de no hacer ruido. Draco Malfoy estaba parado de espaladas a la puerta, con sus manos se apoyaba en un lavabo y tenía su rubia cabeza inclinada.
—Ya, ya... —canturreaba la voz de Myrtle la llorona desde uno de los cubículos—. Ya, ya... cuéntame... ¿qué te pasa?... Quizá pueda ayudarte...
—Nadie puede ayudarme—dijo Malfoy. Estaba temblando de pies a cabeza—. No puedo hacerlo... no puedo... no sirvo para eso... y si no lo hago pronto... dijo que me mataría...
Y entonces los Potter se dieron cuenta, con una impresión tan grande que parecían haberse quedado pegados al suelo, que Malfoy estaba llorando... llorando de verdad. Las lágrimas recorrían su pálido rostro y caían en el mugriento lavamanos. Malfoy jadeó y tosió, y entonces, con un gran estremecimiento, levantó la cabeza y a través del espejo resquebrajado, miró a Emily y Harry observándolo sobre su hombro.
Malfoy se dio la vuelta con rapidez, levantando su varita. Instintivamente Harry sacó la suya. El embrujo que Malfoy arrojó a Harry falló por centímetros, haciendo añicos la lámpara que estaba en el muro junto a él. Arrojándose al suelo, Harry pensó "¡Levicorpus!" y agitó su varita, pero Malfoy logró esquivarlo y levantó su propia varita para arrojarle otro maleficio...
—¡No! ¡No! ¡Deténganse! —chilló Emily, su voz hacía eco en el cuarto de baño—. ¡Alto! ¡Paren ya!
Myrtle la llorona atravesó las paredes dejándolos completamente solos.
Se escuchó un terrible estruendo y la cabina que estaba junto a Harry explotó; intentó hacer el hechizo de las piernas pegadas, pero éste rozó la oreja de Malfoy y golpeó el muro detrás de él, destrozando el tanque de agua; el agua se empezó a derramar por todos lados y Harry se resbaló al mismo tiempo que Malfoy, con el rostro contorsionado, gritaba:
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harry potter || one shots y fragmentos
Fantasy𝙋𝙚𝙦𝙪𝙚𝙣̃𝙖𝙨 𝙝𝙞𝙨𝙩𝙤𝙧𝙞𝙖𝙨 𝙙𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙥𝙚𝙧𝙨𝙤𝙣𝙖𝙟𝙚𝙨 𝙙𝙚 𝙃𝙖𝙧𝙧𝙮 𝙋𝙤𝙩𝙩𝙚𝙧. (𝐀𝐝𝐞𝐦𝐚́𝐬 𝐚𝐝𝐚𝐩𝐭𝐨 𝐩𝐞𝐪𝐮𝐞𝐧̃𝐨𝐬 𝐟𝐫𝐚𝐠𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐥𝐢𝐛𝐫𝐨𝐬 𝐝𝐨𝐧𝐝𝐞 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐚 𝐥...