🐦Dudley, dementado || parte 2

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—¿Por qué no nos dijo que era una squib, señora Figg? —preguntó Harry, jadeando por el esfuerzo que tenía que hacer para seguir andando—. Con la de veces que hemos ido a su casa... ¿Por qué no nos dijo nada?

—Órdenes de Dumbledore. Tenía que vigilarlos, pero sin revelar mi identidad porque sois demasiado jovenes. Perdona que los haya hecho pasarlo tan mal, Harry, pero los Dursley no los habrían dejado ir a mi casa si hubieran creído que conmigo se lo pasaban bien. No fue fácil, te lo aseguro... Pero ¡oh, cielos! —exclamó trágicamente, y empezó a retorcerse las manos otra vez—. Cuando Dumbledore se entere de esto... ¿Cómo ha podido marcharse Mundungus? Se suponía que estaba de guardia hasta medianoche. ¿Dónde se habrá metido? ¿Cómo voy a explicarle a Dumbledore lo que ha sucedido? Yo no puedo aparecerme.

—Tenemos una lechuza; si quiere, podemos prestársela —se ofreció Emily, quien luego emitió un gruñido y se preguntó si su columna vertebral acabaría partiéndose bajo el peso de Dudley. Aunque Harry la ayudara, su primo pesaba demasiado.

—¡No lo entienden! Dumbledore tendrá que actuar cuanto antes porque los del Ministerio tienen sus formas de detectar la magia hecha por menores de edad; ya deben de saberlo, te lo digo yo.

—Pero si estaba defendiéndome de unos dementores..., tenía que usar la magia. Seguro que les preocupará más saber qué hacían unos dementores flotando por el paseo Glicinia, ¿no cree? —preguntó Emily un poco apresurada.

—¡Ay de mí, ojalá fuera así! Pero me temo que... ¡MUNDUNGUS FLETCHER, VOY A MATARTE!









—¡Diddy! Ya era hora, estaba poniéndome un poco..., un poco... ¡Diddy! ¿Qué te pasa?

Harry miró de reojo a Dudley y se escabulló de debajo de su brazo justo a tiempo. Su primo se quedó de pie un momento, oscilando, con la cara de un verde pálido... De pronto, abrió la boca y vomitó en el felpudo.

—¡Diddy! ¿Qué te pasa, Diddy? ¡Vernon! ¡Vernon!

El tío de los mellizos salió del salón, moviéndose con la gracia de un elefante y meneando el bigote de morsa de aquí para allá, como hacía siempre que se ponía nervioso. Corrió a ayudar a tía Petunia para conseguir que Dudley, que no se tenía en pie, cruzara el umbral, mientras él evitaba pisar el charco de vómito.

—¡Está enfermo, Vernon!

—¿Qué tienes, hijo? ¿Qué ha pasado? ¿Te ha dado la señora Polkiss algo raro con el té?

—¿Cómo es que vas manchado de tierra, cariño? ¿Te has tumbado en el suelo?

—Un momento... No te habrán atracado, ¿verdad, hijo? Tía Petunia soltó un grito desgarrador.

—¡Llama a la policía, Vernon! ¡Llama a la policía! ¡Diddy, tesoro, dile algo a mami! ¿Qué te han hecho?

Con todo el follón, nadie se había fijado todavía en Harry y Emily, lo cual fue una suerte para ellos. Consiguieron colarse dentro justo antes de que tío Vernon cerrara la puerta, y mientras los Dursley seguían avanzando ruidosamente por el vestíbulo hacia la cocina, ambos se dirigieron con cautela y sin hacer ruido hacia la escalera.

—¿Quién ha sido, hijo? Danos nombres. Los atraparemos, no te preocupes.

—¡Chissst! ¡Está intentando decirnos algo, Vernon! ¿Qué es, Diddy? ¡Cuéntaselo a mami!

Emily tenía un pie en el primer escalón cuando Dudley recuperó la voz.

—Ella.

Emily se quedó inmóvil, con una mueca en la cara, preparado para el estallido.

harry potter || one shots y fragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora