𝙨𝙞𝙧𝙞𝙪𝙨 𝙗𝙡𝙖𝙘𝙠

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(editada)

—¿Puedes parar de hacer eso? Intento hacer la tarea —dijo Amy irritada.

Estaba sentada en la sala común intentando hacer la tarea de Transformaciones mientras que Sirius no paraba de tararear una canción Muggle.

—Eres una cerebrito.

Canuto se levantó del sillón y se acercó a su amiga con un aire expectante, esperando a que se enfadara por aquella afirmación.

—Sigue diciendo eso y Peter te pasará la tarea de Historia de la Magia.

Amy sonrió sarcásticamente.

—Eres hermosa, ¿Lo sabes?

Sirius se puso frente a su amiga, apoyándose levemente en la mesa para mirar la caligrafía de la morocha.

—No saldré contigo y por favor, si tienes un poco de compasión, déjame terminar esto.

Amy levantó la mirada para encontrarse con los ojos fijos de Black.

—No quiero salir contigo, porque créeme que si lo hubiera querido, ya serías mi novia.

Sonrió de costado.

—¿Estás seguro?

Amy mojó la pluma en su frasco de tinta y volvió a escribir sobre el pergamino.

—Segurísimo. Y tal vez no serías mi novia, pero morirías por serlo.

—¿No sería al revés? Lo único que rescato de ti en estos últimos cinco años es que no has parado de hacer estupideces para que yo admita que tú me gustas.

La morena volvió a mirar a Sirius que tenía la mirada perdida en la llama de fuego que se reflejaba en el suelo.

—Y no ha sido nada fácil —respondió luego de varios segundos aún sin apartar la mirada de aquel lugar—. ¿Por qué no admites que soy el chico más lindo de todo Hogwarts?

—Porque no es cierto. —La expresión de desconcierto de Sirius pasó a una de desilusión en pocos segundos—. Si te hago la misma pregunta a ti, estaría muy abajo en tu lista de chicas bonitas.

—La verdad es que no. Estarías tercera o cuarta. —Amy puso los ojos en blanco—. ¿Qué? Estar entre las cinco más bonitas es todo un logro.

—Sirius, hay cosas mucho más importante que el físico, cosas que tú no tienes.

La morocha de ojos color miel había dejado ya de hacer su trabajo para centrarse exclusivamente en el muchacho que estaba frente a ella con una cara de gran asombro.

—¿Cómo qué?

Revolvió su pelo en señal de nerviosismo.

—Déjalo ahí, Sirius.

Ella acomodó un mechón de su cabello detrás de la oreja y se dispuso a volver a retomar el trabajo.

—No lo dejaré, quiero saber qué tengo qué hacer para gustarte.

Sirius había agarrado los pergaminos y los había tirado al piso.

—Sirius... Levanta eso.

—Lo haré cuando me digas qué es lo que no te gusta de mi.

Amy se levantó dispuesta a recoger las cosas que había en el suelo, pero Sirius fue más rápido y la agarró entre sus brazo mientras la acorralaba contra la pared.

—¿Qué haces? Puede haber alumnos aquí.

Ella miraba fijamente los ojos de Sirius que parecían fuera de sí. Examinaba el rostro de la muchacha como intentando no olvidarse de cada marca e imperfección.

—Saldré cuando me digas qué no te gusta de mi.

—Tú eres tan... arrogante, egocéntrico, narcisista.

—Piensas eso pero aún así te haces llamar mi amiga, no lo entiendo.

—Porque sí eres mi amigo. Esas cosas no alteran mi relación contigo en forma de amistad, sólo se interponen si realmente te viera como novio.

Sirius se encontraba tan cerca de Amy que el frío de aquel día se había esfumado.

—¿Qué tengo de bueno? Sí es que ves algo lindo en mi —dijo de mala gana—. Siempre remarcas las cosas lindas de Remus o James ¡Hasta de Peter! Pero de mi nunca has dicho nada.

—¡Claro que tienes cosas bonitas! Eres valiente, inteligente, honesto, fiel. Me da miedo decir aquellas cosas.

—¿Por qué? ¿Crees que son mentira?

—¡No! Claro que no.

—¿Entonces?

Sirius apretó con fuerza la muñeca de su amiga haciendo que ésta soltara un pequeño gemido, algo que encendió al muchacho.

—¡Miedo a que me lastimes! Me llegan rumores todos los días de chicas que han estado llorando semanas y semanas por ti. Si tú sabías de lo que yo pensaba de ti hubieras intentado conquistarme, más de lo que ya solías hacer y lo habrías logrado. —Amy soltó todo aquello de golpe haciendo así que Sirius la soltase de una vez—. No pensaba ser una más en tu vida, Black, ¡No pienso serlo!

—No está bien esconder sentimientos —dijo Sirius aturdido.

—Tampoco está bien ser transparente.

Amy intentó esquivar la mirada del muchacho y fue a recoger los pergaminos esparcidos por el suelo, pero unas manos en su cintura se lo impidió.

—No quiero que seas una más. —La muchacha se dio vuelta lentamente y Sirius se encontraba frente a ella son la respiración agitada—. No quiero lastimarte.

—Sirius, no intentes nada, por favor.

Él se acercó a los labios de ella y rozó su comisura.

—Si no quieres, no lo haré.

Sirius se apartó rápidamente de ella dejándola con los ojos cerrados y completamente quieta, con las ganas de besarle rebalsando.

Había caído en sus redes y ahora no podría salir.

harry potter || one shots y fragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora