𝙨𝙞𝙧𝙞𝙪𝙨 𝙗𝙡𝙖𝙘𝙠·𝟮

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(editado)

—Ya no es gracioso Sirius, van a vernos —dijo Amy agotada. Sirius en forma de perro corría de un lado a otro con el zapato de su ahora novia—. Ven aquí. —La cola de Canuto se movía rápidamente y giraba sobre sí mismo esperando que la pelinegra lo persiguiera—. Ya te he perseguido casi una hora, estoy agotada. —Sirius empezó a producir unos sonidos parecidos a un llanto y colocó su cola entre las patas—. No me hagas sentir mal, vamos, mañana podremos seguir jugando, pulgoso.

Y de un momento a otro, Sirius humano apareció frente a Amy.

—Me caes mal —le dijo mientras le alcanzaba su zapato y se iba ignorándola.

—¡Eh! Mira, me los has agujereado —exclamó indignada y corrió detrás del animago.

—Te lo mereces.

Amy puso los ojos en blanco mientras agarraba lentamente la mano de su novio y las entrelazaba. Sirius podía ser muy orgulloso a veces.

Después de un año de coqueteos fallidos por parte de Black, Amy pudo notar que él realmente la amaba. El mago había comenzado a demostrarse más atento con ella y ser más afectivo, hasta había dejado de coquetear con todas las chicas del colegio.

—¿Me quieres? —preguntó la morocha dulcemente mientras miraba a su novio de reojo.

Sirius no respondió aunque agarraba fuertemente la mano de Amy. Entraron al castillo y las miradas de todas las chicas se clavaron en ellos.

—Para mí es una apuesta.

—No puede salir con ella. Le ha dado una poción de amor.

—Sirius Black de novio, cuéntame otro chiste.

Aquellos comentarios lo escuchaban diariamente y aunque al principio era doloroso, comenzaron a ignorarlos, pero a Amy le seguían molestando. A veces creía que todo aquello era una simple broma.

Cuando entraron a la Sala Común los Merodeadores restantes se encontraban allí.

—¿Qué tal, Canuto? ¿Amy te sacó las pulgas? —preguntó James mientras intentaba estudiar Historia de la Magia. Sirius soltó la mano de Amy y se sentó junto a Remus en los sillones—. ¿Qué le pasa?

—Está molesto porque me cansé de perseguirlo. —Amy se tiró a su lado esperando a que su novio se rindiera ante ella—. ¿Me quieres? —volvió a preguntarle.

—Sabes que sí, no lo preguntes más —dijo sin siquiera mirarla. 

Amy sonrió.

—Bien. —Se levantó del sofá y se sacó la túnica—. Remus... ¿Me acompañarías un segundo? —Lunático y Canuto la miraron al mismo tiempo. Remus miró a su amigo y luego a Amy otra vez—. Necesito mostrarte. —Sirius clavó la mirada en su amigo que sólo logró tragar saliva. ¿Por qué lo metían en esa situación?—. Por favor —suplicó mientras ponía cara de perro mojado, la misma cara que su novio le había enseñado a utilizar.

Remus no tuvo más remedio que acompañar escaleras arriba a Amy  que se dirigía a la habitación de los chicos. La mirada de Sirius los mataba a ambos. Cuando llegaron al cuarto circular Amy se sentó en la cama.

—¿Qué querías? —preguntó el muchacho nervioso.

—No quería nada, sólo espera a que aparezca Sirius.

Y Remus entendió que lo estaban utilizando para dar celos.

—No quiero que me uses para darle celos a mi mejor amigo, utiliza a Snape —dijo molesto.

Amy suspiró.

—Tranquilo, en menos de un minuto Sirius estará acá.

Y apenas terminó la oración la puerta se abrió dejando ver a Rapunzel con su cara de apenado.

—¿Me perdonas? —preguntó mirando a su novia que sólo sonreía.

—Ya puedes irte, Remus, gracias. —Lunático bufó agradecido y salió de allí dejando a la pareja sola—. Respecto a ti...

—Perdón, me gusta hacerme el enfadado contigo porque siempre encuentras el modo de tranquilizarme y tenemos esos... momentos de reconciliación —dijo coqueto mientras se acercaba a Amy y la agarraba desde la cintura—. Sabes cómo lograr que se me vaya la molestia.

La morocha se derritió ante la voz seductora de su novio en su oído y que su aliento le produjera cosquillas en su cuello.

Amy buscó la boca de su novio y literalmente comenzaron a comerse, pero de una forma sensual y caliente. Sirius bajó una de sus manos hasta agarrar el trasero de su novia y apretarlo suavemente. Ella lanzó un pequeño gemido haciendo que el perro la alzara y Amy colocara sus piernas alrededor de él.

—Mierda —gruñó al sentir como su erección crecía—. Eres realmente caliente. —Amy había comenzado a darle pequeños besos en el cuello haciendo que el moreno se estremeciera. La colocó sobre la cama y vio los ojos llenos de lujuria de su novia—. ¿Estás segura? —preguntó casi como protocolo.

—No es la primera vez que lo hacemos, bebé.

—Lo sé, pero capaz no estás cómoda —dijo mirándola atentamente. 

Amy sonrió. Sirius Black era todo un nene chiquito cuando se trataba de ella.

—Contigo siempre estaré cómoda. —Y los besos volvieron a la acción. Entre ambos comenzaron a sacarse la ropa y tocaban todos sus cuerpo, pero los labios parecían pegados con pegamento—. Dios, debes mirar tus labios —dijo divertida Amy al ver los labios hinchados y rojos de su novio. 

Ella se acercó y mordió suavemente el labio inferior.

—Eres toda una caníbal, princesa. ¿Tienes preservativos? —Amy asintió rápidamente y siguieron con su sesión de sexo antes de que alguien entrara a la habitación—. ¿Puedes acariciarme el cabello? —preguntó Sirius mientras se apoyaba en el estómago de su novia al terminar.

Amy comenzó a acariciarlo de inmediato, era la única que podía hacer aquello y no iba a perder la oportunidad.



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harry potter || one shots y fragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora