𝙙𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙢𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮

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—Deberías mantener tu boca callada a veces —comentó en voz baja Zenda, pero con una gran molestia.

Tanto Draco como ella se preparaban para la reunión que Voldemort había planeado para esa misma noche. Estaban nerviosos y asustados, pero la rubia sabía controlarlo.

—Odio que estén en mi casa...

—¡No vuelvas a decirlo! —exclamó entre dientes Zenda—. Si llegaran a escucharte, Draco... No te metas en problemas. No metas a tus padres en problemas.

La joven Yaxley se miraba en el espejo una y otra vez, portando aquel elegante vestido color negro que su padre le había comprado.

Draco no le quitaba la mirada de encima. Se veía tan bella y tan fuerte que los deseos de besarla correteaban por su mente a cada segundo.

—¿Qué hacen encerrados aquí? —preguntó Narcissa un poco preocupada al entrar a la habitación.

Ambos muchachos se dieron la vuelta para observarla con ojos asustados, pero una leve tranquilidad recorrió sus cuerpos.

—Nos preparábamos —dijo Draco a su madre.

Ella asintió un poco compungida.

—No será una noche tranquila, niños —murmuró la mujer sin alejarse de la puerta, no atreviéndose a entrar—. Tu padre aún no ha llegado, Zenda, probablemente el Señor Tenebroso pregunte por él, mantente...

—Serena, lo sé —respondió con firmeza la joven rubia.

Draco le dedicó una última mirada antes de que su amiga saliera de la habitación rápidamente. Sabía que iría a tranquilizarse. Ni a él ni a ella les gustaba estar en la situación en la que se encontraban, pero no tenían más opción.

La sala ya se encontraba repleta de mortífagos cuando los Malfoy y Zenda entraron y ocuparon sus lugares. Entre ella y Dolohov había un puesto vacío que tendría que haber ocupado su padre si tan sólo hubiera estado allí. A la derecha de Voldemort había otro asiento desocupado.

—Ah, Yaxley... ¿Cómo te encuentras en esta noche?

Una voz fuerte y clara desde la cabezera. Zendra tomó aire y miró aquella cara lisa y horrorosa que la miraba con seriedad.

—Ansiosa por la reunión, señor.

—No podrías decir lo mismo por tu padre, ¿verdad?

Zenda miró a Draco frente a ella, pero no pronunció palabra ya que Voldemort se había puesto a observar la figura humana que colgaba sobre la mesa.

Tanto Draco como la rubia intentaron ocultar el asombro. Era una profesora del colegio, estaban seguros. La habían visto caminar por los pasillos el año anterior y Zenda estaba segura de haber hablado con ella en varias oportunidades.

Varios presentes comenzaron a murmurar cosas y mientras la pequeña reunión daba comienzo el estruendo de una puerta abrirse hizo que todos se voltearan.

—Yaxley, Snape, casi llegan tarde.

Zenda sintió que su cuerpo se relajaba al ver a su padre acercarse a ella y apretar con fuerza su hombro en señal de saludo.

—Mi señor, la Orden del Fénix planea sacar a Harry Potter de su actual refugio el próximo sábado al anochecer.

Zenda se acomodó en su asiento notoriamente interesada en la conversación. Si algo realmente creía ella era de que aquel muchacho con una cicatriz en su frente no debía morir.




—¿Reconoces a nuestra invitada, Severus? —preguntó Voldemort.

Todos volvieron a dirigir su mirada hacia aquel cuerpo que pendía sobre un hilo invisible.

harry potter || one shots y fragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora