𝙝𝙖𝙧𝙧𝙮 𝙥𝙤𝙩𝙩𝙚𝙧/ 𝙜𝙞𝙣𝙣𝙮 𝙬𝙚𝙖𝙨𝙡𝙚𝙮

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Gea miraba el crepitar del fuego en su sala común. En su mano ardía aquella frase que tenía toda la pinta de que quedaría marcada allí toda su vida. Sentía como sus ojos ardían a causa del cansancio, pero aún no quería irse a dormir y escuchar los regaños de Hermione que venían acompañados de consejos que Gea no seguiría ni ebria.

Apoyó su cabeza contra el respaldo del sofá y se tapó con una manta. Tal vez no era mala idea quedarse a dormir allí después de todo. Se levantaría una hora antes del desayuno e iría a su cama para que nadie le preguntara qué había ocurrido en la oficina de Umbridge ya que no tenía ganas de hablar ni dar explicaciones a gente que no le incumbía su vida.

Con los ojos ya cerrados se maldijo internamente. Los ojos de Ginny sobre ella la hacían sentir miserable y una pésima amiga, pero es que no había podido evitarlo. Si uno pudiera manejar sus sentimientos Gea ya se hubiera enamorado de otra persona o incluso no enamorarse de nadie, creía que el amor era una gran basura y que sólo servía para herir a las personas.

En el momento que Gea saltó en la clase de Defensas Contra las Artes Oscuras para decirle a Umbridge que tenía que creerle a Harry Potter sobre el regreso de Voldemort, la anécdota se expandió por todo el colegio con gran velocidad y sin detenerse en nadie. Cuando la muchacha caminaba hacia la oficina de la profesora, se cruzó con su amiga que le había dedicado una severa mirada que aún Gea no comprendía y tampoco quería hacerlo. No tenía la intención de cruzarse con Ginny por unos pares de días hasta que aquel acto de valentía comenzara a pasar desapercibido.

—¿Estás dormida?

Aquella voz hizo que Gea se sobresaltara y su corazón comenzara a latir con rapidez. No había escuchado a nadie bajar por las escaleras por lo que pensó en dos opciones; o ya se había quedado dormida o Harry era extremadamente cauteloso.

—Vas a matarme de un susto —le dijo molesta mientras se acomodaba en el sofá y dejaba que Harry se sentara a su lado.

—Lo siento —murmuró Harry acomodándose los anteojos—. ¿Ibas a dormirte aquí?

—No planeo ir a la habitación, no hasta que Hermione se duerma.

—Te dirá que vayas a hablar con Dumbledore, ¿cierto? —preguntó observando la mano de Gea.

—Nada que no te haya dicho a ti.

Gea ocultó su mano bajo las mantas al notar que Harry no apartaba la vista de allí. No quería que él se sintiera culpable o apenado.

—No debiste de decir aquello —habló Harry mirándola atentamente—. Me hace sentir bien que alguien más me crea, pero...

—Pero nada, Harry, olvídalo, ¿bien? Cedric no murió en un accidente, alguien lo asesinó —aclaró sintiéndose un poco molesta ante las palabras del muchacho—. No me asusta Umbridge, mi miedo no está ni cerca de su persona.

Harry la escudriñó con sus ojos verdes.

—¿Qué es lo que te da miedo, entonces?

Ella hizo contacto visual con él. El sonido de fondo de las llamas quemando la madera y las agujas del reloj contando los segundos que pasaban mirándose entre ellos eran los únicos sonidos que los acompañaba. Si la valentía de Gea de aquella mañana hubiera permanecido, su boca habría soltado palabras de las que se arrepentiría luego. ¿Cómo explicarle al chico del que tu mejor amiga está enamorada que tu mayor miedo es perderlo? ¿Cómo haces para expresar que estás obligada a esconder todos esos sentimientos que te atormentan, pero que deseas soltarlo todo de una vez?

Harry esperó ansioso la respuesta mientras que la mente de Gea vagaba en posibles respuestas no tan tortuosas para ella ni tan ambiguas para el muchacho de gafas.

harry potter || one shots y fragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora