𝙨𝙞𝙧𝙞𝙪𝙨 𝙗𝙡𝙖𝙘𝙠·𝟮

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(editado)

Los meses pasaban y mi vientre crecía cada vez con más rapidez. Lily venía a mi casa con Harry a cuidarme y atenderme un poco. Mi hogar ya no tenía rastros de que Sirius había vivido allí alguna vez. Siempre había sido muy rápida en soltar lo que no me hacía feliz. ¿Lo extrañaba? Claro. ¿Lo seguía amando? Con cada parte de mi corazón, pero él no me proporcionaba nada a mi vida.

—Iré a ver a Harry, creo que se despertó —dijo Lily mientras subía las escaleras.

Con el tema del embarazo Sirius había estado muy pendiente. Si necesitaba algo me lo daba, en las visitas al médico él me acompañaba y en cada momento demostraba su arrepentimiento, pero... ¿Cómo creerle?

Llevaba treinta y siete semanas de embarazo lo que indicaba que el bebé podía nacer en cualquier momento y ese momento había sido hoy.

—¡Lily! —grité nerviosa al ver que había roto bolsa.

—¿Qué sucede? —preguntó bajando las escaleras rápidamente con Harry en brazos.

—El bebé va a nacer.

Llegar a San Mungo no había sido tan complicado, pero para Lily, con un niño de meses y su mejor amiga embarazada no había sido lo más fácil del mundo. Cuando llegamos me sentaron en una silla de ruedas de inmediato mientras yo lloraba de los dolores que el niño me proporcionaba.

—¿Tiene padre? —Asentí mientras gotas de sudor bajaban por mi frente—. ¿Está aquí?

—Ya está llegando —dijo James mientras corría junto a la silla—. Ya viene Sirius ¿Bien? Inhala, exhala, por favor.

—¡Cierra la boca, James!

—¡Cierra tú la boca, Jhonson! 

El médico nos miró extrañados, pero ambos empezamos a reír. Estábamos muy nerviosos y no era nada sencillo soportar el dolor de las contracciones.

Luego no recuerdo como llegué a la sala, simplemente tenía la imagen de estar acostada en la camilla mientras me conectaban un montón de cables. Me preguntaban cada cuánto tenía contracciones y que no estaba lo suficientemente dilatada para tener al bebé.

—¡Si lo estoy! Saquen a este bebé de mí, por favor. ¡Mi maldito útero está lo suficientemente dilatado! Sáquelo con su maldita varita, ¡Joder!

—Tranquila, pronto va a parir.

—¿¡Dónde mierda está Sirius!? —grité enfadada.

Un hombre con el cabello hasta los hombros y levemente bronceado apareció por la puerta con un camisón verde haciendo juego con un gorro y una mascarilla para su boca.

—Aquí estoy, aquí estoy. —Se acercó a mí y se me quedó mirando fijamente—. Mierda... no pensé que sería así.

—¡No te desmayes, Black! ¡No seas niñita! 

Una muchacha que se encontraba allí sonreía debido a mis comentarios.

—En unos minutos comenzaremos con el parto, señorita.

Probablemente las horas siguientes fueron las más dolorosas. Mi hijo no estaba del todo feliz con nacer e hizo el parto más largo de lo deseado. Sirius apretaba mi mano con fuerza mientras susurraba palabras que eran opacadas con mis jadeos y gritos. Era tanto el dolor que pedí que me anestesiaran. El niño me estaba dando una fuerte pelea.

Lo único que escuché fue el llanto de mi bebé acompañado con la vista mágica de Sirius soltando lágrimas con nuestro hijo en brazos.

—Justin Sirius Black, eres precioso. —Aquellas palabras me hicieron abrir los ojos despacio—. Y muy pequeño.

Me encontraba exhausta, pero las ganas de ver a mi hijo eran más fuertes. Giré mi cabeza para observar la escena más bonita que podría haber visto. Sirius sostenía entre sus brazos a un pequeño bebé mientras se sentaba en un sofá.

—Le has dado una buena pelea a mamá, serás un niño muy fuerte. —Sonreí inconscientemente y seguí observándolos. Sirius no había notado que estaba despierta—. ¿Sabes una cosa? No quiero ponerte triste, eres apenas un bebé, pero no viviremos juntos. Papá se portó muy mal y como castigo, bien merecido, me echaron de casa... Creo que no hay nada de lo que me arrepiente más.

Justin estiró sus bracitos y bostezó.

—Mamá siempre se portó muy bien conmigo, cuando seas grande te contaré la historia de cómo la conocí, ahora solo te diré que no me quería al principio, pero siempre vio lo mejor de mí. Nunca pensé que sería padre y mucho menos que mi hijo sería de ella, así que, deberías estar muy orgulloso que ella sea tu madre... Es increíble.

Mis lágrimas se deslizaban por mis mejillas y mi corazón latía con fuerza.

—Soy demasiado inmaduro como para cuidar a un niño, pero mira a James, tu padrino es lo peor que pueda existir y sin embargo tiene todo lo que deseo. Una casa y una familia preciosa. Yo la tengo ahora, aquí, contigo... pero no te das una idea la esperanza que tengo para volver a casa y que seamos una familia feliz. Quiero decirte, que pase lo que pase, siempre te apoyaré. No habré sido un buen esposo, porque ni siquiera llegué a eso —dijo sonriendo. Noté que le dio pena él mismo—. Pero te prometo que seré el mejor padre que exista en la tierra.

Limpié mis lágrimas y decidí moverme. Quería sostener en brazos a mi hijo. Después de toda esa charla tuve la necesidad de sentir lo que sería tener una familia. Sirius levantó la vista y observó cómo me sentaba en la camilla.

—¿Cómo te sientes? —preguntó.

—Adolorida. Necesito verlo. 

Sirius se levantó del sofá y se acercó hacia mí con mi hijo en brazos.

Cuando lo sostuve por fin las lágrimas salieron por si solas. Era igual a Sirius, era precioso. Tenía los ojos grises y el poco cabello que tenía, era de un negro intenso. Con mi dedo índice comencé a acariciar sus mejillas, nariz y labios provocándole cosquillitas. Su manito atrapó mi dedo y sentí la mayor felicidad de mi vida. Tenía un hijo y estaba aquí conmigo.

—Hola, Justin —le susurré—. Soy tu mamá.

El pequeño sonrió y pataleó. Sirius rió un poco.

—Tus padres están afuera junto a Lunático y Colagusano, Lily y James se fueron a su casa para que Harry descanse.

—¿Tu madre? —pregunté aunque sabía la respuesta.

—No vino. Ni siquiera se comunicó. Dijo que saldría igual de traidor que su padre, así que... supongo que tampoco quiere a Justin.

—Pues ella se lo pierde. 

Y agarré la mano de Sirius dándole ánimos. Él me sonrió débilmente y se sentó junto a mí en la cama para observar atentamente a nuestro hijo.

—Se parece un poco a Regulus —dijo susurrando mientras acomodaba el pelo de Justin— Y bastante a mí. Pero estoy seguro que será igual a ti en carácter.

—¿Qué pasa si va a Slytherin? —pregunté sin dejar de mirar a mi bebé que se dormía en mis brazos.

—Me da igual a qué casa va. Quiero que sea feliz, Ange.

—No podrá ser feliz sin su padre.

—Estaré con él toda la vida.

—No, te digo que no podrá ser feliz si no convive con él. 

Sirius me miró con el cejo fruncido.

—¿De qué hablas?

—Sé que me será difícil volver a confiar en ti, pero te amo, Sirius. Si tú tan solo me prometes que todo será como antes...

No pude terminar porque los labios de Sirius atraparon los míos.

—Te prometo que dejare de ser tan imbécil, te lo prometo. ¡Por Merlín! Seremos la familia más feliz del mundo, puedo asegurártelo.

harry potter || one shots y fragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora