(editado)
Tener que estar en el mismo lugar donde yacían los cuerpos de los que habían luchado era terrible. La Señora Pomfrey intentaba curar a todos, pero le era prácticamente imposible. Estudiantes y profesores ayudaban a los heridos limpiándoles las lesiones mientras consolaban a las familias.
—Esto arderá —dijo suavemente Vera mientras colocaba un paño en la frente a Neville.
—¿No hay un hechizo o encantamiento para esto? —preguntó mientras apretaba fuertemente los ojos a causa del dolor.
—No lo sé. Mis padres me hacían esto cuando me lastimaba andando en bicicleta. —Vera comenzó a soplar en la herida y Neville sintió un poco de calma. La castaña se sentó frente a él y lo observó atentamente—. ¿Crees que Harry se entregue?
—Ojalá que no —respondió viéndola a los ojos.
Neville siempre había sido temeroso, de los más tímidos del colegios, pero no podía evitarlo y menos en esas circunstancias. Miró los ojos verdes de su amiga y sintió real miedo. No quería perderla.
Observó cada facción de la chica cuando ella se distrajo mirando a los profesores y alumnos que corrían de un lado a otro. Su rostro demostraba tristeza y cierta preocupación con sus cejas fruncidas. Su cabello castaño caía sobre sus hombros y sus labios secos estaban levemente entreabiertos.
El muchacho sintió que su corazón explotaba de amor. Por primera vez había admitido el afecto que tenía hacia Vera. No era de simple amistad, no. Él la amaba, más de lo que había amado alguna vez a alguien.
—¿Qué es lo que miras? —preguntó Vera.
Neville salió del trance.
—Eh... na-nada.
—Bien... —Suspiró pesadamente. Sus ojos brillaban a causa del llanto que reprimía—. Esto es horrible.
—Lo es. Vera... —se dirigió Neville a su amiga.
—No, Neville. —Negó con la cabeza—. No vas a despedirte.
Él bajó la mirada. No sabía qué iba a suceder en lo que restaba del día. Probablemente Voldemort estaba planeando como entrar a Hogwarts nuevamente. Neville no quería despedirse, quería sincerarse.
—Necesito hacerlo, Vera.
—¡Miller! —Oliver Wood interrumpió la conversación—. Ron y Hermione te estaban buscando.
—¿Qué sucedió?
—Harry... No saben dónde está.
Probablemente aquella hora en donde Harry no aparecía por ningún lado dieron indicios que se había entregado a Lord Voldemort en el bosque prohibido. Todo el colegio estaba asustado y sin esperanzas. El único que podía salvarlos ya no estaba.
—Lo vi a Harry desaparecer —confesó Neville a Vera—. ¡Mierda! Me mintió, me dijo que tenía que hacer algo importante, pero se fue al bosque prohibido. Pude haberlo detenido...
El muchacho se movía de un lado a otro hablando en voz baja sin saber qué hacer. La castaña intentaba controlarlo.
—Tranquilo, no es tu culpa, Neville.
—Él me dijo algo. Sobre Nagini, la serpiente de Voldemort. Hay que matarla.
El grito de los mortífagos al cabo de una hora había sido el detonante. Las esperanzas se habían esfumado. Harry Potter estaba muerto.
Dentro del Gran Salón había un silencio de derrota. Poco a poco todos fueron saliendo para observar con sus propios ojos el más terrible final. Neville apretó sus manos en puños y miró a Vera.
—Te amo —dijo logrando que ella lo mirara—. Te amo y estoy seguro que lo sabías.
—Neville...
—Sé que tú no sientes lo mismo y lo entiendo, pero debía decírtelo. No sé lo que va a ocurrir allá afuera...
—Neville...
—Pero hay que matar a la serpiente y yo debo hacerlo.
—¡Neville! —gritó Vera agarrando por los hombros a su compañero—. Odio que hables y no termines nunca y odio que todo el tiempo creas que no eres lo suficiente para mí. Pero lo que más odio es que pienses que yo no te amo. —El rubio la miró sin poder creerlo—. Eres un idiota, Longbottom. —Miller lo agarró de la cara y le dio un beso que duro unos segundos—. Esto no es una despedida, ¿Oíste? —Él asintió sin reaccionar del todo—. Haz lo que tengas que hacer, te ayudaré.
Tom Ryddle cayó en el suelo con prosaica irrevocabilidad, el cuerpo flojo y encogido, las blancas manos vacías, la cara de serpiente inexpresiva y sin conciencia. Voldemort estaba muerto, lo había matado su propia maldición al rebotar, y Harry se quedó allí inmóvil con las dos varitas en la mano, contemplando el cadáver de su enemigo.
Hubo un estremecedor instante de silencio en el cual la conmoción de lo ocurrido quedó en suspenso. Y entonces el tumulto se desató alrededor de Harry: los gritos, los vítores y los bramidos de los espectadores hendieron el aire. El implacable sol del nuevo día brillaba ya en las ventanas cuando todos se abalanzaron sobre el muchacho. Los primeros en llegar a su lado fueron Ron y Hermione, y fueron sus brazos los que lo apretujaron, sus gritos incomprensibles los que lo ensordecieron.
Vera no podía creerlo. Al fin todo había terminado. Se giró para buscar a Neville que se encontraba buscándola a ella. Se fundieron en un abrazo logrando que las lágrimas comenzaran a salir. Él la alzó y comenzó a dar vueltas mientras reían. Eran unas mezclas de sentimientos inexplicables.
—¡Estás loco! —gritó Vera golpeando su pecho una vez que se separaron.
Aquel número de Neville frente a Voldemort había sido increíble. La muchacha se odiaba por pensar que él no saldría vivo de esa.
—Loco de amor por ti —dijo sin miedo. Vera sonrió agitada.
—Estuviste increíble, pero nunca más hagas una locura de esas.
Neville asintió mientras la besaba. Estar así con ella era lo que había deseado desde siempre.
—Te lo prometo.
—Te amo, idiota.
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harry potter || one shots y fragmentos
Fantasy𝙋𝙚𝙦𝙪𝙚𝙣̃𝙖𝙨 𝙝𝙞𝙨𝙩𝙤𝙧𝙞𝙖𝙨 𝙙𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙥𝙚𝙧𝙨𝙤𝙣𝙖𝙟𝙚𝙨 𝙙𝙚 𝙃𝙖𝙧𝙧𝙮 𝙋𝙤𝙩𝙩𝙚𝙧. (𝐀𝐝𝐞𝐦𝐚́𝐬 𝐚𝐝𝐚𝐩𝐭𝐨 𝐩𝐞𝐪𝐮𝐞𝐧̃𝐨𝐬 𝐟𝐫𝐚𝐠𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐥𝐢𝐛𝐫𝐨𝐬 𝐝𝐨𝐧𝐝𝐞 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐚 𝐥...