👑El recuerdo de Slug

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—Aaaaghh, los buenos mueren jóvenes —murmuró Hagrid, cayendo bruscamente en la mesa, un poco bizco, mientras Slughorn continuó cantando el estribillo.

—Mi papá no era tan viejo para morir... ni su mamá ni su papá, Harry, Emily... —Lágrimas grandes y gordas resbalaron nuevamente por las esquinas de los ojos arrugados de Hagrid, asió el brazo de Harry y lo sacudió—. Los mejores hechicero y bruja de su edad... Nunca supe... cosa más terrible... más terrible...

—Y a Odo el héroe, lo trajeron de regreso a casa, al lugar que conoció de niño —cantó Slughorn lastimosamente—. Lo recostaron para que descansara con su sombrero hacia fuera y su varita quebrada en dos lo que fue muy triste.

—Terrible —gruñó Hagrid y su gran cabeza melenuda se movió hacia los lados entre sus brazos y se quedó dormido roncando profundamente.

—Lo siento —dijo Slughorn hipando—. No puedo llevar una melodía, aunque mi vida dependiera de eso.

—Hagrid no estaba hablando de su canto —dijo Emily tranquilamente—. Él estaba hablando de la muerte de nuestros padres.

—Oh —dijo Slughorn, reprimiendo un gran eructo—. Oh cielos. Si, eso fue... fue terrible en verdad. Terrible... terrible... —Parecía bastante perdido sin saber que decir y recurrió a rellenar sus tarros—. Yo no... ¿supongo que no lo recuerdan, niños? —preguntó torpemente.

—No. Bueno, solo teníamos un año cuando murieron —dijo Harry, sus ojos puestos en la llama de la vela que bailaba con los ronquidos de Hagrid—. Pero hemos descubierto mucho de lo que pasó. Mi papá murió primero. Voldemort lo asesinó y pasó sobre su cuerpo yendo hacia mi mamá —dijo Harry.

Slughorn sintió un escalofrío pero parecía que no era posible apartar su mirada horrorizada de la cara de Harry.

—Él le dijo que se quitara del camino —dijo Emily sin remordimiento.

—Él mismo me dijo que ella no necesitaba haber muerto. Solo me quería a mí. Ella pudo correr.

—Oh cielos —respiró profundamente Slughorn—. Ella pudo haber... ella no necesitaba... Eso es terrible...

—Lo es ¿cierto? —dijo Harry en una voz que parecía más un murmullo—. Pero ella no se movió. Papá ya estaba muerto, pero ella no quería que Emily y yo también murieramos. Trató de implorar a Voldemort... pero él sólo se rió...

—¡Eso es suficiente! —dijo Slughorn repentinamente, levantando su mano temblorosa—. En serio mi querido muchacho, suficiente... soy un hombre viejo... no necesito escuchar... no quiero escuchar...

—Lo olvidé —mintió Harry, Felix Felices guiándolo—. Ella le caía bien, ¿no es cierto?

—¿Caerme bien? —dijo Slughorn sus ojos rebosantes de lágrimas de nuevo—. No imagino a nadie que la haya conocido que no le cayera bien... Muy valiente... Muy graciosa... Igual que tú, Emily... Fue la cosa más horrible...

—Pero usted no ayudará a sus hijos —dijo la muchacha—. Ella dió su vida por nosotros, pero usted no nos dará un recuerdo.

Los ronquidos retumbantes de Hagrid llenaban la cabaña. Emily miró fijamente los ojos llorosos de Slughorn. El maestro de Pociones parecía imposible que cambiara su mirada hacia otro lado.

—No digas eso —susurró—. No es un asunto de... si los ayudara, por supuesto que... pero no cumple con ningún objetivo.

—Si puede —dijo Harry claramente— Dumbledore necesita información. Yo necesito información.

Ambos sabían que estaban a salvo: Felix les decía que Slughorn no recordaría nada de esto en la mañana. Mirando a Slughorn directamente a los ojos, Harry se inclinó hacia él un poco.

—Yo soy El Elegido. Necesito matar a Voldemort. Necesito esa memoria.

Slughorn se puso más pálido que nunca, su frente brillante destellaba con sudor.

—¿Tu eres El Elegido?

—Claro que lo soy —dijo Harry tranquilamente. A su lado, su hermana no paraba de asentir.

—Pero entonces... mi querido muchacho... me estás pidiendo demasiado... me estás pidiendo de hecho, que te ayude en tu esfuerzo por destruir...

—¿No se quiere deshacer del hechicero que mató a Lily Evans?

—Harry, Harry, claro que quiero, pero...

—¿Tiene miedo de que se entere que nos ayudó? —preguntó Emily. Slughorn no dijo nada, se veía aterrado—. Sea valiente como mi madre, Profesor...

Slughorn levantó su mano regordeta y presionó sus dedos temblorosos contra su boca, por un momento parecía como un enorme bebé demasiado crecido.

—No estoy orgulloso... —susurró a través de sus dedos—. Estoy avergonzado de lo que... de lo que muestra mi recuerdo. ... Creo que pude haber hecho un gran daño ese día.

—Usted puede deshacerse de cualquier cosa que haya hecho si nos da el recuerdo —dijo Emily dulcemente, comprendiéndolo—. Eso sería algo muy valiente y noble.

Hagrid se crispó en su sueño y continuó roncando.

Slughorn y Emily se miraban fíjamente a través de la vela zurcada por la cera derretida. Hubo un silencio muy largo, pero Felix Felices le decía a los hermanos que no rompieran el silencio, que esperaran.

Después, muy lentamente, Slughorn puso su mano en su bolsillo y sacó su varita. Puso su otra mano dentro de su túnica y tomó una botella pequeña vacía. Dirigió su mirada a los ojos de Harry, Slughorn tocó su frente con la punta de su varita y la retiró, de manera que una hebra de recuerdo larga y plateada salió pegada a la punta de la varita. El recuerdo se estiraba más y más hasta que se rompió y se columpió de la varita, como plata brillante. Slughorn la bajó hacia la botella donde se enrolló y se extendió, formando remolinos como si fuera gas. Puso un corcho en la botella con su mano temblorosa y la pasó a través de la mesa hacia los hermanos.

—Muchas gracias, Profesor —murmuró Emily.

—Son unos buenos muchachos —dijo el Profesor Slughorn con lágrimas resbalando por sus gordas mejillas hacia su grueso bigote. —. Tu eres tan parecida a ella... y tú tienes sus ojos... No piensen mal de mí cuando la hayan visto...

Y puso su cabeza entre sus brazos, dio un suspiro profundo y se quedó dormido.





Harry y Emily podían sentir como la Felix Felicis se desvanecía mientras volvían lentamente hacia el castillo. La puerta delantera había permanecido abierta para ellos y cuando Emily sintió que la poción le daba un último empujón le dijo a su hermano: —Necesito ir al baño rápidamente, no tardo.

Y salió corriendo hasta el segundo piso. Estaba todo completamente solitario, no entendía qué estaba buscando hasta que lo encontró deambulando por los pasillos.

—Emily, ¿Qué haces aquí? —le preguntó Draco intrigado.

—Tengo que hablar contigo.

Desde aquella vez en la Sala Multipropósito donde casi hacian el amor no habían vuelto a hablarse. Draco había parecido recordar algo sumamente importante cuando Emily planeaba quitarle la camisa y había salido corriendo del lugar.

—Si es sobre lo de la otra vez...

—Debemos terminar —aclaró ella rápidamente—. Tú y yo no podemos estar juntos.

El muchacho ya que era pálido de por si, parecía haberse vuelto un fantasma. Sus ojos cansados miraron fijamente a la pelirroja que parecía muy animada.

—¿Qué estás diciendo?

—No te amo, Draco. —Emily no sabía por qué aquellas palabras salían de su boca sin más, pero Felix decía que era lo mejor—. Estoy cansada de todo esto, de mentirte y engañar a todos.

La pelirroja se dio la vuelta rápidamente y corrió hasta la Sala Común dejando a Draco solo en aquel pasillo sombrío.

harry potter || one shots y fragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora