𝙝𝙖𝙧𝙧𝙮 𝙥𝙤𝙩𝙩𝙚𝙧

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Harry no podía dejar de pensar una y otra vez en Esmeralda. Aquella muchacha tenía algo especial que hacía que todo el mundo se diera vuelta a mirarla. Sus ojos, que le hacían honor a su nombre, tenían un color verde tan intenso que varias personas pensaban que usaba lentillas y más de uno se habían quedado embobados viéndolos.

Una mañana más Esmeralda bajó a desayunar orgullosa de portar el escudo de Slytherin y se sentó en la mesa con sus amigos. Hablaban y reían, y Harry imaginaba ser él quien le robaba todas aquellas sonrisas.

—Que espanto anoche —dijo Hermione mientras leía El Profeta—. Harry tienes que tener cuidado si...

La muchacha no terminó la frase, ni siquiera quería pensar qué podía ocurrirle a su amigo, pero Harry ni siquiera le daba tanta importancia. Su cabeza sólo estaba disponible para Esmeralda.

Las clases con Hagrid, aunque eran a veces un poco desastrosas, Harry se pasaba gran parte del tiempo mirando de reojo a la muchacha quien era muy inteligente y manejaba a las criaturas con total cuidado. A Malfoy le molestaba que ella fuera agradable con el profesor, pero ella no le daba importancia y eso a Harry le encantaba.

—Deja de mirarla, va a darse cuenta —le murmuró Hermione mientras caminaban hacia la linde del bosque prohibido.

El muchacho miró a su amiga rápidamente  y negó con la cabeza.

—No la estaba mirando —dijo más para convencerse él mismo.

Cuando llegaron Hagrid los estaba esperando con una sonrisa en su rostro y un hipogrifo a su lado. Parecía muy entusiasmado con mostrarles a sus alumnos el bello animal que olfateaba el suelo donde con anterioridad había habido carne.

Hagrid comenzó explicando lo que aquel animal era y cómo su cuerpo estaba formado. Parte águila, parte caballo.

—Se molestan con mucha facilidad. Nunca ofendan a ninguno, porque podría ser lo último que hicieran —explicó el semigigante emocionado—. ¿Quién quiere ser el primero en acariciarlo?

Casi como acto de reflejo todos dieron un paso atrás dejando a Harry Potter al frente, pero antes de que Hagrid lo llamara, Esmeralda alzó la mano por entre los estudiantes.

—Yo, yo quiero ser la primera.

Su voz dulce cruzó el bosque hasta llegar a los oídos de Harry que logró provocarle un escalofrío. Al darse vuelta Esmeralda lo miraba con una sonrisa tierna y lo miraba como si él podía darle aquel permiso.

Harry retrocedió unos pasos y asintió con la cabeza, dejándole el camino libre. ¿Acaso tenía que haber demostrado valentía y aceptar ir primero? Hagrid, como siempre, ilusionado por la única Slytherin que demostraba interés en su materia, la tomó del brazo y la acercó a unos cuantos metros del hipogrifo.

—Bien, escucha con atención —le dijo Hagrid—. Ellos son muy orgullosos así que debes esperar a que ellos den el primer paso. Te acercas, te inclinas y esperas, ¿De acuerdo?

Esmeralda asintió un poco nerviosa al encontrarse a tremendo animal frente a ella, pero tomó coraje y comenzó a acercarse lentamente.

—Inclínate —murmuró Hagrid—. Si él te imita puedes acariciarlo, sino aléjate lentamente hacia atrás.

Esmeralda lamió sus labios resecos y lentamente se inclinó esperando que el hipogrifo hiciera lo mismo, pero eso no estaba ocurriendo.

—Bien, vete lentamente para atrás —titubeó Hagrid un poco nervioso, pero en el momento que Esmeralda comenzaba a impacientarse, el animal la imitó—. Oh, genial —dijo en un suspiro—. Puedes acariciarlo.

harry potter || one shots y fragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora