🐦Huida de los Weasley

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—Seguro que le habría encantado sentarse en el despacho del director —dijo Hermione con rabia mientras subían la escalera de piedra hacia el vestíbulo—. No soporto la prepotencia con que trata a los demás profesores, la muy estúpida, engreída y arrogante...

—A ver, Granger, ¿cómo termina esa frase? —Draco Malfoy salió deslizándose por detrás de la puerta, seguido de Crabbe y Goyle. La malicia iluminaba su pálido y anguloso rostro—. Me temo que tendré que descontar unos cuantos puntos a Gryffindor y a Hufflepuff —sentenció arrastrando las palabras.

—Los prefectos no pueden quitarles puntos a sus colegas, Malfoy —saltó Ernie de inmediato.

—Ya sé que los prefectos no pueden descontarse puntos unos a otros —dijo Malfoy desdeñosamente. Crabbe y Goyle rieron por lo bajo—. Pero los miembros de la Brigada Inquisitorial...

—¡¿La qué?! —exclamó Hermione con aspereza.

—La Brigada Inquisitorial, Granger —repitió Malfoy, y señaló una «B» y una «I» diminutas y plateadas que llevaba en la túnica, debajo de la insignia de prefecto—. Un selecto grupo de estudiantes que apoyan al Ministerio de Magia, cuidadosamente seleccionados por la profesora Umbridge. Los miembros de la Brigada Inquisitorial tienen autoridad para descontar puntos. Así que, Granger, a ti te voy a quitar cinco por hacer comentarios groseros sobre nuestra nueva directora. Macmillan, cinco puntos menos por llevarme la contraria. Y a ti otros cinco porque me caes mal, Potter. Weasley, llevas la camisa fuera de los pantalones, tendré que quitarte cinco puntos por eso. Ah, sí, se me olvidaba, eres una sangre sucia, Granger: diez puntos menos.

Ron sacó su varita mágica, pero Hermione lo apartó y susurró:

—¡Quieto!

—Una actitud muy prudente, Granger —musitó Malfoy—. Nueva directora, nuevas reglas... Portense bien, Pipi-pote, Rey Weasley...

Y dicho eso se alejó riendo a carcajadas con Crabbe y Goyle.

—Se estaba marcando un farol —dijo Ernie muy afligido—. No puede ser que esté autorizado a descontar puntos... Eso sería ridículo..., desmontaría por completo el sistema de prefectos.

Pero Harry, Ron y Hermione habían girado automáticamente la cabeza hacia los gigantescos relojes de arena que, instalados en hornacinas a lo largo de la pared que tenían detrás, registraban los puntos de las casas. Aquella mañana Gryffindor y Ravenclaw iban empatados en cabeza. Mientras ellos miraban, unas cuantas gemas ascendieron, con lo que disminuyeron las que había en la parte inferior de los relojes de ambas casas. El único reloj de arena que no cambió fue el de Slytherin, lleno de esmeraldas.

—Lo han visto, ¿verdad? —comentó Fred.

Él, George y Emily habían bajado por la escalera de mármol y se reunieron con Harry, Ron, Hermione y Ernie frente a los relojes de arena.

—Malfoy acaba de descontarnos cincuenta puntos —explicó Harry, furioso, mientras unas cuantas gemas más pasaban de la parte inferior a la superior del reloj de arena de Gryffindor.

—Sí, Montague también ha intentado jugárnosla en el recreo —aseguró Emily claramente molesta.

—¿Qué quieres decir con eso de que lo ha intentado? —preguntó rápidamente Ron.

—No ha podido pronunciar todas las palabras —explicó George—, porque lo hemos metido de cabeza en el armario evanescente del primer piso.

Hermione estaba horrorizada.

—¡Ahora sí que se han metido en un buen lío!

—No hasta que Montague reaparezca, y pueden pasar semanas. No sé adónde lo hemos enviado —comentó Fred, impasible—. Además... hemos decidido que ya no nos importa meternos en líos.

harry potter || one shots y fragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora