10 DE JULIO
Estaba fumando demasiado, lo peor de todo es que yo no fumaba hasta que entré aquí, solo llegué a compartir un porro de hierba con José Manuel. Mi José Manuel divino ¿Cómo estarás?
El flujo de las cartas había disminuido, me engañaba diciendo que tal vez era complicado cruzarlas, pero no, sé por qué no puede escribirme y me duele tanto el corazón que no puedo evitar llorar cuando nadie me ve.
—Patrona.
—¿Qué pasa Cleo?
—Si permite que el cigarro la domine no lo va a poder dejar después, además cuando esté con el patrón no va a poder fumar porque a él le hace daño.
—Eres muy sabia Cleo, a mi papi esto le hace daño, pero él no está aquí.
—Patrona, no se deje vencer así, él está esperándola, vamos a comer, venga.
Salimos de la celda y fuimos a los comedores, algo no estaba bien y parece que Cleo también sabe que no lo está.
—Patrona.
—Tranquila Cleo, actúa normal.
Nos formamos para recibir nuestra comida, cuando la tuvimos fuimos a las mesas a sentarnos, Cleo frente a mí y comenzamos a comer con calma hasta que Hermosa y sus gatas se acercaron.
—Josa.
—María José para ti, oh, no, mejor señora Aragón, esa soy yo.
—Perra, te sientes tocada por Dios.
—Fui creada por Dios y me dio el mejor esposo del mundo, así que si estás molesta tienes que pelear con alguien más.
Tiró de mi cabello hasta que me bajó al suelo, Cleo de inmediato se levantó y comenzó a repartir golpes al igual que yo, lo que comenzó como una pelea se volvió un total descontrol y supe que esto iba peor cuando noté que la seguridad no entraba a detenernos.
—Hija de puta, ese hombre debió ser mi marido, además me la debes por lo que ocurrió en el baño, zorra —se acercó de nuevo a golpearme, para éste momento la mitad del pabellón peleaba contra la otra mitad, golpeé a la gata de Hermosa con la charola hasta que por fin quedamos solo ella y yo.
Jugueteó con una navaja.
—¿Segura que quieres hacer esto Hermosa?
—Ya me tienes cansada, fanfarrona.
—Sabes, Hermosa, José Manuel se dio a la tarea de entrenarme primero y la ventaja es que mi marido no me entrenó para pelear con mujeres —le dije mientras enredaba en mis puños tela de mi blusa—, me enseñó a pelear contra hombres.
Volvió a saltar girando de manera hábil la navaja que traía, retrocedí y me moví con agilidad para evitarla hasta que hizo un par de movimientos con los que logró herirme el brazo y el abdomen, pero no fue gratis, le había costado un golpe directo en la nariz.
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🌹・𝐂𝐢𝐮𝐝𝐚𝐝 𝐝𝐞 𝐏𝐥𝐨𝐦𝐨・🌹
Teen FictionA escasos dos meses de aquellas muertes, es lógico pensar que los problemas del clan Aragón recién comienzan. Con una cartera repleta de enemigos, deberán enfrentar cada obstáculo con el único objetivo de salir victoriosos, para ello, tendrán que ha...