CAPÍTULO XXXIII "ERROR Y ENMIENDA"

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La vida cambia a las personas, cada acto nos transforma en luz y en su peor caso, en oscuridad

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La vida cambia a las personas, cada acto nos transforma en luz y en su peor caso, en oscuridad. Una serie de actos me condujeron a amar a José Manuel como no creí que pudiera amar a alguien, cada que lo miraba mi mente me decía: sí, es él, es el correcto, te ama, pero todo se está volviendo difícil.

Había días en los que José Manuel parecía no quererme ni ver, estaba totalmente de malas, se enojaba todo el tiempo y eso me preocupaba, no creo que estar haciendo tanta bilis le venga bien.

— ¿Amor?

— Estoy bien — respondió detrás de la puerta del baño.

— Claro escucho que estás vomitando ¿Cómo vas a estar bien? — lo escuché cepillarse los dientes, abrió la puerta del baño y me miró fijamente.

— ¿Me dejas en paz?

— Quiero saber si estás bien.

— Y yo respondí que sí.

— Pero no es cierto.

— Si quieres creerlo o no es muy tú problema — salió del baño.

— Te dije que no te movieras solo de la cama, tu herida de la operación aún no está bien.

— Oh, creí que el médico era yo.

— Pues parece que no.

— Puedo moverme solo María José.

— No estoy diciendo que no puedas, no debes porque te vas a lastimar.

— Si me lastimo me va a pinches doler a mi ¿Usted qué?

— ¿Estás seguro de que solo te duele a ti? No fuiste tú el que estuvo llorando en el hospital un mes ¿Verdad?

— ¿Me estás reclamando tus lágrimas? ¿Quieres que te las pague?

— ¡No solo te duele a ti cuando te pasa algo!

— ¿Por qué mejor no te vas con tu mamá y cuidas a la juniorcita? Ella sí necesita que la cuides, yo no.

— Pues te comportas peor que ella, eres peor que un bebé.

— Pues es mi puto problema.

— ¡Claro que no es tu puto problema! ¡Tus problemas son mis problemas!

— ¡No me digas! ¡Ahora resulta! ¡Mejor vete con tu mamá!

— Ya sé de qué se trata esto y no voy a caer en tus groserías, no me voy a ir José Manuel, porque éste no eres tú.

— ¡Claro que soy yo! ¡En una de esas tienes suerte, me muero y te casas con Damiano! — mi enojo pasó de diez a mil en un segundo, no pude controlarme y sin pensarlo mucho, le planté un guantazo en la cara, comencé a llorar, en sí, como si la golpeada hubiera sido yo.

🌹・𝐂𝐢𝐮𝐝𝐚𝐝 𝐝𝐞 𝐏𝐥𝐨𝐦𝐨・🌹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora