A escasos dos meses de aquellas muertes, es lógico pensar que los problemas del clan Aragón recién comienzan. Con una cartera repleta de enemigos, deberán enfrentar cada obstáculo con el único objetivo de salir victoriosos, para ello, tendrán que ha...
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Llegamos a la casa grande y yo estaba cagado del miedo y los nervios, Yordan me miró, me acerqué y me abrazó para disimular mi colapso.
— ¿Qué sucede?
— Quiere que me quede.
— No podemos, hay un evento en la playa de Mazatlán y tenemos que ir para no levantar sospechas.
— No me siento bien para fiestas.
— ¿Te vas a quedar?
— No es lo que me pone loco ahora, tenemos una cita ésta noche.
— ¿La invitaste?
— No, me invitó ella.
— Oh carajo ¿No te querrá entregar ahora sí a la DEA?
— No, claro que no, ella no haría eso.
— ¿Vas a ir?
— Quiero tener la mejor noche de mi vida hoy amigo, hoy será nuestro día.
— Si tú lo dices, será, mucho éxito — suspiré — ¿Mejor?
— Sí, gracias — solté a Yordan y volví con María José, mi papá era un abuelo gallina, miraba a su nieta como lo que es, lo máximo y la arrulla, creo que el viejo es mejor abuelo que padre. Mentira, es un gran sujeto.
— Eres hermosa Josita bebé, oh José Manuel, es hermosa.
— Lo sé, yo ayudé a hacerla, siempre hago las cosas bien o no las hago.
— Mi hermosa nenita, mira Bárbara, está despierta, tiene esos ojos gigantes y hermosos — doña Bárbara se acercó y la miró con atención.
— Marjo así era, era más ojos que niña.
— Mamá.
— Es verdad — cuando me di cuenta ya tenía a mi diminuto corazón a un lado de mí.
— ¿Mami? — dijo ella.
— ¿Si tesorito?
— ¿Podrían quedarse con Quetzal ésta noche? José Manuel y yo saldremos a cenar — me tomó del brazo y yo la miré con mucha sorpresa, Gaby asentía desde la distancia como si hubiera esperado esto hace mucho tiempo.
— ¿Van a salir a cenar?
— Sí, saldremos a cenar.
— Claro, claro, claro, podemos quedarnos con ella, es hermosa y bien portada, creo que podemos ¿Verdad B?
— Sí, sí, Kiki, podemos — todo el mundo se alejó, María no me soltaba del brazo, me miraba sonriente.
— ¿Ves? Tendremos la noche para nosotros.
— Si yo fuera usted no estaría tan emocionado.
— ¿Por?
— Porque ahora no sé cómo hacer que valga la pena.
