A escasos dos meses de aquellas muertes, es lógico pensar que los problemas del clan Aragón recién comienzan. Con una cartera repleta de enemigos, deberán enfrentar cada obstáculo con el único objetivo de salir victoriosos, para ello, tendrán que ha...
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La noticia de la inesperada pero nada sorpresiva muerte de Tatiana y Maximiliano llegó hasta México, Seline sabía, sin haberlo visto, lo que había sucedido.
—Jefa, tenemos los resultados del ADN que pidió.
—Envíalos a mi madre, por favor, mi hija merece saber quién es su padre, gracias Durán.
La mujer le entregó el sobre con los tres resultados, sacó la hoja y leyó el contenido, como era de esperarse, dos de ellos deberían tener afinidad por ser familia y uno aislado.
Seline tragó saliva, la afinidad con su hermosa hija no tenía lugar a dudas, Isela es hija del aislado.
—Carajo —susurré, mi madre me envió una imagen de Isela viendo una foto de su papá, ay mierda ¿Por qué tenía que ser él?
—Jefa, se confirmó la muerte de Tatiana Murillo y Maximiliano Santoy, se tiene noticia de que Julián Santoy abordó un jet con destino a Turín, Italia.
—¿Italia? ¿Ya sabemos en dónde aterrizaron los Aragón cuando partieron de aquí?
—El tráfico indica que arribaron a Milán.
—Tenemos que ir, que preparen todo, llama a la agencia italiana y diles que esperamos cooperación.
—¿Está segura, jefa?
—Si no les doy una mano, van a matarlos a todos, tengo que salvar a ese imbécil, mi hija quiere conocer a su maldito padre y no puedo hacer nada para evitarlo.
Seline tomó rumbo a Italia esperando poder encontrar al padre de su hija sin que ellos implicara inmiscuirse demasiado.
Mientras tanto, Yordan, más nervioso que nunca, esperaba ver a Nadia despertar, golpetea a sus piernas con los pulgares buscando la manera de tranquilizarse, la misma que no lograría a menos que Nadia abriera los ojos.
—Oye milanesa, no he dormido nada, estoy cansado, me duelen las costillas y el corazón, solo despierta, pelea conmigo si quieres, tampoco he comido ¿Cómo te acomoda eso, ah? Vamos, di algo.
—Eres como un bebé —susurró.
—¿Niña? ¿Estás despierta?
—¿Cómo voy a dormir si no te callas, Yordan? Eres un dolor de cabeza —abrió los ojos y lo miró—. Dios mío, tienes un derrame horrible en el ojo, debes descansar.
—Que descansar ni que nada, el tipo que quería matarte es el hermano de María José, esposa de José Manuel y ahora vendrán todos a matarnos, no puedo dormir ni descansar.
—¿Mataste al hermano de tu cuñada putativa?
—Es medio hermano, hijo de su padre, más no de su madre.
—¡Yordan!
—Sí, sí lo maté, era él o tú y obvio —me acerqué a ella—, la mayoría de las veces he de elegirte a ti, suertuda —sonrió.
