CAPÍTULO XXV "PLEGARIA"

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Patrullaje como policías del montón, en eso había concluido mi osado asunto con los Aragón, mi escuadrón y yo teníamos que salir a hacer rondines para conservar la paz de la hermosa Mazatlán, como si eso fuera posible con tanta escoria junta

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Patrullaje como policías del montón, en eso había concluido mi osado asunto con los Aragón, mi escuadrón y yo teníamos que salir a hacer rondines para conservar la paz de la hermosa Mazatlán, como si eso fuera posible con tanta escoria junta.

— Si tan solo alguien se hubiera controlado, no estaríamos patrullando las calles como putos principiantes.

— Lo mejor será que te calles Rodrigo, haré patrullaje por la zona norte, tú puedes ir al este y nos vemos aquí ¿Entiendes o te lo escribo en un papel?

— Ya ya, entendí — encendí mi patrulla y comencé a hacer mi rondín en la zona norte.

— ¿Agente Islas?

— Dímelo hermosa.

— Reportan movimiento en la zona norte, a la altura del antiguo taller industrial.

— Iré a echar un vistazo — conduje hasta el taller industrial y cuando noté que los candados habían sido cortados, decidí entrar, encendí mi lámpara, había luces encendidas, es obvio que alguien estaba aquí —, policía federal ¿Hay alguien aquí? — seguí caminando estando atenho a cualquier posible movimiento hasta que me topé con un cuerpo —, carajo — me acerqué y mi sorpresa se duplicó al notar que se trataba nada más y nada menos que de José Manuel Aragón, le busqué pulso y ésta con vida, alumbré hacia arriba — ¿Cómo pudiste soportar esa caída?

Después de unos segundos dejé de pensar en ello, lo observé, no sobrevivirá por mucho tiempo, la caída fue de al menos cinco metros, está herido y su pulso es débil, suspiré —, supongo que es mi oportunidad de cobrarme la que me hiciste ¿No? Tal vez debería asegurarme de que no sobrevivas — susurré mientras le miraba, qué paliza le han metido —, no mereces que te salve, supongo que lo sabes ¿No? Tal vez solo deba esperar a que dejes de respirar para llamar a una ambulancia — dije mientras me inclinaba hacía él, me di la media vuelta y fue como si algo me hubiera caído sobre el pecho, simplemente no podía dejarlo así, pese a todo —, carajo.

Tomé la radio —, atención servicio médico, necesito una unidad urgente en las inmediaciones del taller industrial abandonado, zona norte — corté trasmisión —, supongo que me voy a arrepentir de esto, pero prefiero vivir con eso, no te voy a vencer en éstas condiciones, así que sobrevive, aún no termino contigo — esperé la ambulancia, cuando abordé en la parte trasera me di cuenta de lo loco que estoy, solo alguien como yo salvaría al idiota que le robó al amor de su vida y peor aún, lo acompaña al hospital. Los paramédicos estaban haciendo mucho movimiento, hablaban entre ellos, se encargaron de atenderlo lo mejor que podían y la ambulancia aumento su velocidad dos veces, supongo que no es para nada bueno.

— Masculino, veinticuatro a veintisiete años, traumas múltiples, hemorragia interna, ritmo cardíaco inestable, neumotórax, presión sanguínea baja, necesita un quirófano ¡Ya! — la doctora miró a José Manuel y pensé que se desmayaría, el doctor tuvo esa expresión también, supongo que lo conocen, me aparté mientras ellos se lo llevaban, tengo que avisarle a María José antes de que otra cosa pase. Tomé mi móvil y la llamé.

🌹・𝐂𝐢𝐮𝐝𝐚𝐝 𝐝𝐞 𝐏𝐥𝐨𝐦𝐨・🌹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora