EPÍLOGO

322 56 92
                                    

CASI DOS AÑOS DESPUÉS

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CASI DOS AÑOS DESPUÉS.
VENECIA — ITALIA

Después de enterarme de la muerte de Seline, el gobierno estadounidense comenzó a presionar tanto que, mientras estuve presa, decidí que no tendría contacto con ningún miembro de la familia, le prohibí a Quintana contactar a mi mamá o a alguien que pudiera sufrir las consecuencias de la ira de un gobierno que cree que puede controlar el mundo.

Sin embargo, por más que buscaron, no pudieron encontrar nada convincente, comenzando con su necesidad de juzgarme en Estados Unidos, situación que no pudieron hacer, simplemente soy muy buena en mi trabajo, tan buena como me había enseñado mi José Manuel.

En cuando conseguí mi libertad, entendí que ellos iban a buscar el modo de llegar a la cabeza a través de mí, después de que José Manuel desapareciera del mapa, Yordan y mi hermano tomaron mucho protagonismo, se estaban portando muy mal y se burlaban del sistema asistiendo a lugares públicos sabiendo que son tan intocables como el sol, haciendo negocios, manteniendo el nivel, sometiendo al resto.

Me tomó casi una semana llegar a Italia, Cleo había tenido contacto constante con los colombianos y el resto de nuestros aliados, fue así como después de dos años, volvía a respirar aire libre.

—Patrona —siempre he sido una mujer de palabra, dije que llegaría a Venecia vestida de novia, lista para casarme con el hombre al que amo ignorando por completo que, si él ya no estaba realmente, esto me iba a matar, sin embargo soy necia, mi Josema dijo “la palabra de un mafioso, es lo más valioso”, así que aquí estoy, maquillada, vestida, lista para comenzar con esto una vez más.

Cleo se quedó en la playa, muy al pie, se notaba la tristeza en ella, parecía estar resignada, han pasado casi dos años ¿Por qué la noticia sería diferente?

Me quité los zapatos para poder caminar en la playa, estoy asustada, debo aceptarlo, miré a los lados sin poder encontrar a quien buscaba.

—¡José Manuel! ¡Ya estoy aquí! —dije mientras, con desespero, miraba a todos lados— ¡José Manuel! ¿Qué clase de marido eres? Porque ya nos casamos por la iglesia ¡José Manuel! —mi voz comenzaba a romperse— ¡José  Manuel! ¡Por favor! ¡Cásate conmigo! ¡Ya vine! ¡Ya volví! —me arrodillé y comencé a llorar, esto es lo malo de no aceptar algo que ya era muy obvio, me había negado a aceptar que se había ido y las consecuencias de ello estrangulan mi garganta.

—¡Mi amor! ¿Por qué no vienes? ¿Por qué? —lamenté, terminé con la frente contra la arena, simplemente no podía parar de llorar—, ay José Manuel —sollocé.

Mientras estaba sumergida en mi profundo dolor, cerré un momento los ojos ¿Por qué soy tan egoísta? ¿Acaso era mejor que estuviera sufriendo ese insoportable dolor? ¿Por qué no estoy en paz por él?

—Nene, no te merezco —susurré—, pero ya estoy aquí.

—Qué bueno que estás aquí, creí que no vendrías, estaba un poco preocupado, estuve a punto de poner un camino de rosas desde la prisión hasta aquí, a ver si es que así te acordabas de nuestro asunto pendiente.

Abrí los ojos y me topé con unos zapatos negros impecables, miré lentamente a ese sujeto, vaya traje divino que trae encima, después de seguí mirando más y más arriba, entendí por qué era tanto de mi gusto.

—¿José Manuel? —sonrió tan hermoso, tan, tan hermoso, su barba de unos días era perfecta, el corte de cabello, perfecto, el traje, perfecto, todo, todo perfecto él. Estiró la mano para ayudarme, me levanté como si tuviera resorte y salté sobre él— ¿Estás aquí? ¿Real? ¿Estás aquí?

—Perdóname Jossie, ha pasado tiempo. 

—Estás aquí, estás guapísimo —lo miré— ¿Ya no estás enfermo? —negó con la cabeza.

—Remitió hace más de un año, estoy dado de alta —lo volví a abrazar, por fin, por fin tengo a mi José Manuel sano y feliz.

—Qué felicidad mi amor, te amo, te extrañé tanto que si es que estoy soñando, prefiero nunca despertar.

—Todo estará bien a partir de ahora —me abrazó con cariño—, entonces, señora mía ¿Vamos a terminar lo que iniciamos?

—¿Está todo listo?

—Tuvimos una semana para prepararlo, me río de la vida en ese tiempo, está todo perfecto tal y como Adriana cree que lo querrías, porque yo, yo solo quiero al oficial del registro civil frente a mi cara y ya.

—¿Solo al oficial?

—Frente a mí, a ti te necesito a mi lado, por siempre —sonrió de nuevo.

—Estás guapísimo ¿Qué te hiciste?

—Más viejo.

—Buen vino.

—¿Estás lista para ser mi esposa otra vez? Solo te digo que no me casaré contigo una tercera vez después de un divorcio.

—No será necesario, a partir de hoy serás mi marido más o menos para siempre.

—¿Por qué me amenazas de esa manera? —le golpeo el brazo.

—Cállate.

—Estás volviendo a ser la mujer de la que me enamoré ¿Nos vamos? Nos están esperando —me ofreció la mano, la tomé sin dudarlo y caminamos hasta el pie de la camioneta.

—¿Qué fue lo que pasó en el hospital entonces?

—Te diré de inicio que me morí cuatro minutos, te contaré en el camino como es que volví solo por ti.

—Mentiroso.

🌹・𝐂𝐢𝐮𝐝𝐚𝐝 𝐝𝐞 𝐏𝐥𝐨𝐦𝐨・🌹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora