20 DE JUNIO
Después de tanto problema, asegurarme de que Ariel Keane no moriría en pleno vuelo y que volverían seguros a Londres, nosotros pudimos volver a Culiacán, al llegar me derramé en la cama, mierda, estoy hecho mierda.
—¿Amor?
—A la orden pal desorden patrona —le respondí sentándome en la cama con la energía que no tenía, ella me miró fijamente, ladeó la cabeza y apoyó sus puños en las caderas, me quedé calladito porque así me veo más bonito.
—Acuéstate, quítate la ropa y ponte cómodo —ordenó y ¿Quién soy yo para no atender las órdenes de mi patrona? Me quité la playera, miró el moretón del tamaño de Rusia que tenía en las costillas y frunció los labios—, mira eso ¿Sabes cuánto va a tardar en sanar? ¡José Manuel! ¡Quedamos en algo!
—Pues me cargué al Amadeo y al Omar ¿Acaso crees que fue tirando una moneda al aire? No, peleamos, como hombres, bueno, yo como hombre y pues, nada, se jodieron —aflojó la fajita que le sostenía la panza, se recostó en la cama, mirándome—, no me mires así.
—Maldito, aún no entiendes que no eres tuyo, eres mío y mira como te tratas, debería golpearte pero Ricky con trabajos me deja respirar.
—Pero si yo te amo mucho.
—Yo también te amo, pero mírate, con razón no habías querido que te viera en pieles, eres un mañoso.
—Y tú eres hermosa, mi hermosa rosa roja, plena, aromática y vital, te amo.
—Deja la poesía que eso no te va a salvar de la paliza que he de darte José Manuel Aragón, eres irresponsable contigo mismo y eso no es justo, eres mío, mi prometido, mi ex novio y marido.
—¿Fuimos novios en algún momento? —se tornó pensativa, volvió a ladear su cabecita—, nunca fuimos novios, bueno, lo fuimos antes de pedirte matrimonio.
—Nunca nos pedimos tal favor.
—¿Ya vas a comenzar?
—Te amo.
—Descansa mi vida linda —me acarició la espalda, ella se recostó de costado para poder mirarme y seguir acariciándome, soy mejor que el enojos para conseguir caricias. Tomé su mano y la enlacé con la mía.
—¿Te recostarás a mi lado el tiempo necesario y te olvidarás del mundo entero?
—Siempre, me quedaré aquí el tiempo que necesites, somos uno José Manuel, Dios así lo quiso.
—En serio María José, lo único que quiero ver al despertar es a ti.
—¿Y crees que no quiero verte al despertar? Deseo verte a diario los siguientes sesenta años.
—Qué emocionante ¿Te imaginas? Muchos bebés y caballos en nuestro rancho, siendo los reyes del mundo, muy arriba, donde nadie nos podrá tocar jamás, muy por encima del cielo.
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🌹・𝐂𝐢𝐮𝐝𝐚𝐝 𝐝𝐞 𝐏𝐥𝐨𝐦𝐨・🌹
Novela JuvenilA escasos dos meses de aquellas muertes, es lógico pensar que los problemas del clan Aragón recién comienzan. Con una cartera repleta de enemigos, deberán enfrentar cada obstáculo con el único objetivo de salir victoriosos, para ello, tendrán que ha...