CAPITULO VII "REY DEL CHANTAJE"

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De tiempo a la fecha mi cabeza no me funciona muy bien que digamos, así que dejo que Gaby y Yordan se hagan cargo de cosas que tal vez tendría que pensar yo, una de las cosas que decidió Gabriela de forma apresurada, fue que teníamos que salir de ...

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De tiempo a la fecha mi cabeza no me funciona muy bien que digamos, así que dejo que Gaby y Yordan se hagan cargo de cosas que tal vez tendría que pensar yo, una de las cosas que decidió Gabriela de forma apresurada, fue que teníamos que salir de La Noria por precaución, no entendí su histeria pero tampoco me voy a poner a preguntar, así que dejé que me llevaran a donde era debido y ya, por lo que, siendo de madrugar, llegamos a Culiacán.

No desperté muy de buenas, sabía que era día de quimio y no son divertidas, pero tengo que ponerle calma y relajarme un poco, de otro modo esto acabará conmigo mucho antes de lo que debería.

— ¿Listo?

— Nací listo, preciosa — le respondí a Gaby, llegamos al hospital de Culiacán con todas las medidas de precaución necesarias para evitar que esta información se vuelva de dominio público, entré al hospital encontrándome con Lulú, no le pude sacar la vuelta.

— Aragón.

— Lulú — sonreí.

— ¿Cuándo piensas ir a la terapia psicológica?

— Yo no necesito terapia psicológica, lo que necesito es una mujer — marqué la estatura de la Pili —, que mide más o menos esto, tiene aumento de talla de pechos y es berrinchuda conmigo, es todo lo que necesito.

— Es un requisito que debes cumplir.

— Lulú, no es lo mío las relaciones sociales, además mi enfermedad es un secreto de estado, nadie puede saberlo, es más, cuando me cure mataré a todo aquel que lo supo, no me conviene que se sepa que fui mortal y vulnerable.

— Si no vienes a la terapia tendrás problemas.

— Oh qué genio y eso que al que medican es a mí — metí las manos a los bolsillos de mi sudadera y seguí caminando hasta el área de quimioterapia, tomé asiento (que es el asiento más cómodo en el que he puesto el trasero pero aún así, les aseguro que no quieren estar en mi lugar) y miré a los que se encontraban ahí.

— ¿Qué hay guerrero? — aun no dirigía mi vista para mi costado izquierdo cuando escuché la fémina voz de Tatiana.

— Oh, hola Tatiana.

— Te ves mal.

— Es culpa del amor, esta cosa roja a mí me hace lo que el viento a Juárez ¿Cómo estás? — suspiró.

— No pueden rescatar mi seno, lo van a — hizo un movimiento como si arrancara algo del aire —, quitar.

— Lo siento — imagínense que te dicen que te van a quitar una pelota, debe ser horrible, sé que un testículo no es tan notorio como un seno pero, vaya, es parte de la biología que nos diferencia.

— Apesta todo esto.

— Lo sé.

— ¿Y tú?

🌹・𝐂𝐢𝐮𝐝𝐚𝐝 𝐝𝐞 𝐏𝐥𝐨𝐦𝐨・🌹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora