29 DE NOVIEMBRE.
Creo que nunca creí tenerle tanto pavor a algo tan sencillo como unas barras paralelas, después de intenso trabajo, hace cuatro días logré ponerme de pie, había interrumpido por la quimio pero aquí estoy, intentando no romperme las piernas otra vez.
— Espalda derecha — dijo Dani con severidad, me costaba mucho trabajo mantener la espalda recta mientras intentaba caminar, pese a que el apoyo ortopédico se agradecía, el dolor no menguaba. Después de sesiones de electroterapia, hidroterapia y demás, esperaban resultados y yo también —, vamos José, da el paso ya.
— Me desconcentras.
— No, tú quieres concentrarte en algo que es más natural, tanto como respirar, venga, da el paso ya — mi pierna izquierda respondía de manera decente, pero la derecha tenía casi que arrastrarla para poder dar un maldito paso —, suave.
— No puedo — estaba por aplicar la retirada cuando Daniela retiró la silla de ruedas que estaba a mi espalda, la colocó del otro lado de las barras para hacerme caminar hasta allá.
— Tienes dos opciones, te quedas parado ahí o caminas hasta la silla.
— Qué hija de puta.
— Lo siento cariño, o caminas o caminas, no hay muchas opciones ¿Cierto? Iré a ver a otro paciente que tiene más ganas de salir de ésta que tú — me dejó solo, en las paralelas, a tres putos metros de mi confort, suspiré con molestia, apreté los tubos con ambas manos que sentí que en algún momento podría comprimirlos, suspiré antes de intentar dar otro paso, el solo intento me cobraba la vida.
— Vamos, da el paso ya — susurró Gaby a mi diestra.
— ¿Qué haces aquí?
— Vine a ver el espectáculo, de saber que era tan entretenido hubiera traído palomitas.
— Tonta.
— Venga guaperas, da el paso rápido, si lo piensas más, menos lo harás — di el paso, mi problema radicaba en mi pierna derecha, se los prometo. Di varios pasos hasta llegar a la silla de ruedas, me senté y exhalé con alivio, me froté el rostro mientras Gaby acomodaba mis piernas —, nada mal.
— Me duele demasiado aún.
— Es reciente, debes ser paciente sino la idea te va a comer la cabeza, estás progresando.
— No lo siento así.
— Eres muy payaso, es por eso, pero para mí gusto vas muy bien, estás fortaleciendo tus piernas y estarás caminando muy pronto.
— Sí, cómo no — las piernas me palpitaban, estaba acomodando mi ortopédico cuando Daniela volvió.
— Gabriela.
— Daniela — vaya, qué incómodo.
— ¿Cuánto tiempo?
— Mucho, a decir verdad, veo que gozas de hacer sufrir a José Manuel.
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🌹・𝐂𝐢𝐮𝐝𝐚𝐝 𝐝𝐞 𝐏𝐥𝐨𝐦𝐨・🌹
Novela JuvenilA escasos dos meses de aquellas muertes, es lógico pensar que los problemas del clan Aragón recién comienzan. Con una cartera repleta de enemigos, deberán enfrentar cada obstáculo con el único objetivo de salir victoriosos, para ello, tendrán que ha...