CAPÍTULO LXXXII "CORAZÓN DE NIÑO"

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Una vez que puse un pie en el hospital supe que esto iba a ser una guerra veinticuatro-siete, recibía quimioterapias a diario, ya perdí la cuenta de cuántas llevo y siento que voy a morir

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Una vez que puse un pie en el hospital supe que esto iba a ser una guerra veinticuatro-siete, recibía quimioterapias a diario, ya perdí la cuenta de cuántas llevo y siento que voy a morir.

—Gaby —susurré y es que estoy tan jodido, que no pueden entrar a verme a menos que se monten un traje de astronauta, mis defensas son nulas, una simple gripa me mataría en horas.

—Hola ¿Necesitas algo?

—Ricky.

—Está bien, me aceptó bien, lo he estado amamantando y es un querubín, ya pienso que te lo robaste, es muy sereno para ser tu hijo —sonreí con cansancio.

—Joss.

—Feliz, ya sabes que esa niña adora jugar con su hermano y los niños, hemos estado al pendiente de ellos, no te preocupes.

—Yordan.

—Siendo fuerte, procura no dar lata, ya lo conoces, pero se frustra mucho, esto le va a tomar tiempo ¿Tú cómo estás?

—Si me dan otro ciclo más, moriré, ya no puedo, Gaby, me siento muy mal.

—Oye, yo le prometí a la mamona que te iba a volver a ver, no puedes hacerle eso.

—No debió quedarse —balbuceé.

—Era la única manera, así que tranquilo, todo va a salir bien, tienes que ser fuerte, solo piensa lo bueno que será si esto funciona y te curas.

—Es la última carta ¿Cuánta probabilidad existe en la última carta?

—Sabes que puede ser decisivo —tenía náuseas cada quince minutos, lo que es muy incómodo ya que mantengo las manos dentro del agua helada y cuando quiero vomitar no siento los dedos y todo es más complicado. Polo estaba aquí todo el tiempo, Josué y Romina vendrían pronto y esto sería menos pesado si ayudan más.

Toso sangre y tengo hemorragias más continúas que nunca, no podía mantenerme en pie y llegó el momento de que, la quimio era tan agresiva que me ardía la zona del catéter.

Nada más de saber que está corriendo por mi sangre trióxido de arsénico siento que me enveneno solo.

—Tienes fiebre José Manuel.

—Eso explica por qué tengo calor —eran luchas magnas contra mis síntomas, podrían ser peor pero estoy fuertemente medicado para ello, sin embargo nunca es suficiente, no puedo ni tragar saliva.

Me quedé dormido y cuando desperté Gaby ya no estaba, pero Yordan sí.

—Duermes como nunca.

—Muero como nunca —susurré— ¿Cómo estás?

—Tengo una niñera.

—Supongo que Nico es el adulto ahora.

—Más o menos ¿Cómo estás? No te escuchas bien.

🌹・𝐂𝐢𝐮𝐝𝐚𝐝 𝐝𝐞 𝐏𝐥𝐨𝐦𝐨・🌹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora