Echoes | WangXian

Capítulo treinta y cinco: El Demonio de la Imitación I

Capítulo treinta y cinco: El Demonio de la Imitación I

Wen RuoHan sonrió complacido con los avances que Wen Chao hacía en el territorio de Lanling Jin, el golpe a Yunmeng no salió como esperaban, sin embargo, en Lanling marchaba tal y como quería, esperaría el momento indicado para cortarle personalmente el cuello a Jin GuangShan. Después de todo, tenían cuentas pendientes, así que pronto las saldarían.

Wen Xu saludó a su padre, aunque muchos pensaban que el Alpha había desaparecido, Wen RuoHan le dio una tarea muy especial a cumplir.

—Padre, he vuelto.

—Dime ¿Cómo está?

El joven Alpha sonrió con suavidad ante el recuerdo de Lan QiRen.

La administración de Gusu Lan cayó una vez más en las manos de Lan QiRen, dadas las circunstancias del Mundo del Cultivo y la misión personal de Lan WangJi, el Líder Lan no tenía más opción en pedirle a su tío que lo apoye con aquello que no es un asunto de vida o muerte. Lan QiRen agradeció que su sobrino le diese responsabilidades que lo mantengan ocupado todo el día, desde el amanecer hasta el anochecer su mente se mantenía enfocada en sus deberes y no en los recuerdos, sin embargo, al irse a dormir, los sueños lo atormentaban.

Esa mañana se dirigió a CaiYi a resolver asuntos pendientes, los campos se cubrían de flores recién despiertas gracias a la primavera, a pesar de los horrores de la guerra, la tierra aun podía brindar esperanza con sus colores. El Maestro Lan desvió sus pasos hacia un sendero poco transitado esperando encontrarse con los animales del bosque, en los últimos años los pájaros solían cantar animadamente mientras las crías recién nacidas aprenden a volar, al Omega siempre le encantó presenciar los primeros vuelos de las aves.

En silencio recostó su cuerpo en el grueso tronco de un árbol, en un nido un pequeño pájaro era animado por sus padres a estirar las alas y elevar el vuelo, un suspiro escapó de los labios de Lan QiRen, realmente él era una persona tan solitaria...

Desde que Wen Xu conoció a Lan QiRen en CaiYi, intentó mantenerse cerca de él sin que lo notara, quizás se obsesionó con esa persona que bien podría ser su madre, sin embargo, no podía olvidar la calidez de su trato en su único encuentro. Pero, querer a Lan QiRen para sí no significa que deje de perseguir los objetivos de su Clan, vigilarlo también obedecía a una orden directa de su padre.

Wen RuoHan llenó el corazón de su Clan con la promesa de gobernar todo el mundo del Cultivo, la superioridad de ellos sobre las Sectas, sin embargo, jamás dijo nada sobre que, con aquella guerra conseguiría un reinicio para su propio destino, si tenía éxito renacería poco antes de que las cosas se arruinaran entre él y Lan QiRen, apresuraría su boda y mataría a la maldita mujer que le arruinó la vida, por fin alcanzaría la felicidad.

El Líder de QiShan Wen envió al único hijo no inútil que tenía para asegurarse que Lan QiRen esté a salvo, llegado el momento iría por él para completar el ritual para el cambio de destino, sin embargo, primero debe ganar el poder necesario y solo lo logrará con la sangre de los inocentes derramándose.

Con la llegada de la primavera, Wen Xu encontró la excusa perfecta para acechar al Maestro Lan, había investigado sobre sus hábitos y gustos. Era estricto con los discípulos, respetuoso de las reglas y de grandes capacidades de Cultivo, sin embargo, él amaba a sus sobrinos como si fuesen sus propios hijos y las desgracias que ellos enfrentaran pegaban directamente en él.

—Maestro— murmuró esperando no asustarlo, sin embargo, Lan QiRen se giró en ese momento y apuntó con su espada al cuello del joven.

—¿Quién eres?— habló amenazante.