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Juan Pablo.

- ¿Qué te sucedió ayer? – Erick preocupado me atacaba mientras buscaba mis libros en el casillero

- Buenos días Villa, ¿Cómo estás? Muy bien Erick ¿y tú?

El sarcasmo de un día jueves, otro día más en aquel lugar.

- Solo me preocupe por ti y no fuiste capas de enviar ni siquiera un mensaje. – hablo con gran indignación.

- Si lo siento. – rodé mis ojos y reí levemente.

- ¿Está todo bien? ¿Fede se encuentra bien?

- Si. – asentí sin más.

- ¿y entonces?

- Solo tuve un pequeño imprevisto...

Camine sin darle más información. Sabía que Leyva y los demás me llenarían de preguntas sobre porque no había aparecido en clases el día anterior, pero no le veía la importancia de contarles que había caído preso y con Hope.

- ¿No me piensas contar verdad?

- Estas en lo cierto. – comente sin más.

A lo lejos pude ver a Hope, se encontraba tranquila ordenando su casillero. Tenía algo dentro de mí que impulsaba a ir tras ella, no sabía que me sucedía.

- Te veo en clases.

Me aleje lo más rápido de él, no quería más preguntas. Los interrogatorios no eran lo mío.

- ¡Esperanza! – grite detrás de ella haciéndola saltar del susto. Reí fuertemente.

- Eres un imbécil. – golpeo mi hombro furiosa.

- No puede ser que seas tan miedosa. - bromee.

- Corrección no puede ser que siempre sea tu bufón. – gruño y volteo para seguir con la atención en su casillero.

- Hope. – volví a llamarla, pero ni siquiera volteo – Hope, por favor.

Me apoyé sobre el casillero a su lado esperando obtener totalmente su atención, esta cerro la pequeña puerta y me topé con su seria mirada.

- ¿Te encuentras bien? – susurre.

- Si, ¿Qué es lo que te hace pensar que me encuentro mal?

Ella solo comenzó a caminar dejándome ahí. Fruncí el ceño confundido y la seguí, no me dejaría con las palabras en la boca.

- ¿estas enojada por lo que sucedió ayer? – seguí el ritmo de su caminar, cada vez aumentaba sus pasos. Ella ni siquiera contesto –oh vamos Hope, no puedes enojarte por eso... – dije sin más – ambos tuvimos la culpa.

- ¡Aléjate de mí Villamil! – volteo para observarme seria.

- Pues es lo que más quiero. – afirme serio, por dentro su petición hizo que algo en mi doliera – Pero te recuerdo que, gracias a ti, tengo un trabajo que entregar.

- Pues búscate otra compañera, porque yo no quiero hacerlo – frunció el ceño, confundido la observe. Suspiro – Hablare con el profesor Gilbert y le diré que iré a final y que a ti te apruebe porque es culpa mía, quédate tranquilo.

Ella nuevamente, como tan característico de ella, me dejo en el pasillo con un montón de preguntas por responder. ¿Qué le sucedía ahora? Jamás había actuado de esa manera. Intente seguirla, pero el timbre de entrada a clases había sonado y no tenia en mi mente tener otra falta o tardanza en alguna materia.

KARMA - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora