.7. segunda temporada

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Me había dado un break de esa maldita oficina. Entre Ricardo que se emocionaba pensando en su futuro nieto y Gabriela quien se encontraba tan obsesionada con la situación, me agotaban demasiado.

Fruncí el ceño cuando en una de las mesas que, de la parte de afuera, se encontraba simón. Me acerque a él con demasiada curiosidad. No me había dicho que estaría de paso en Bogotá. Se encontraba hablando con tres niños en la mesa, al parecer estaba intentando organizar sus pedidos.

- ¿Moncho?

El solo salto con miedo y llevo su mano a su pecho. Intente reírme, pero el solo frunció el ceño con seriedad.

- Perdón, debía hacerlo. – comenté, apreté mis labios intentando contener la risa dentro de mí.

- ¿debías? ¿Qué clase de amigo eres, juan pablo? – hablo molesto.

- ¿Se encuentra enojado? – fruncí el ceño con gran confusión – Porque si es así, no pienso pedirle perdón.

Me cruce de brazos mientras lo observaba con seriedad. Había un duelo de miradas entre ambos, pero luego me acerque a él para abrazarlo. La ciudad ahora se encontraba menos vacía con su presencia y no sabía en qué momento había vuelto. Hacia una semana que lo había visto en Nueva york y ahora lo tenía aquí.

- Te extrañe. – murmure aun en aquel abrazo.

- ¿te encuentras bien? – se alejó de mi con el ceño confundido.

- Si solo que de verdad te extrañe y – eleve mi dedo índice para evitar que dijera algo mas – no quiero frases cursis, te lo suplico.

El termino por reírse de mí y luego volteo a la mesa para darme espacio a ver a sus hijos. Me quedé estático cuando volví a ver a esa criatura que casi chocaba por la mañana.

- ¡Chicos! – llamo la atención de todos en la mesa.

La niña, que si mal no recordaba se llamaba Nina abrió sus ojos pardos con demasiada sorpresa al verme ahí.

- Quiero presentarles a su tío, a mi mejor amigo, Juan Pablo. – palmeo mi brazo con orgullo – Ellos son Ciro, Matías y ella es mi sobrina...

- Nina. – susurre.

- ¿Cómo sabias su nombre? – Moncho hablo con curiosidad conmigo observándome.

Vi que la niña y el que recordaba que se llamaba Ciro abrieron sus ojos con demasiado miedo y ahí entendí que simón no debía saber de lo que había sucedido por la mañana ya que era más que seguro que me mataría por saber que casi choco a su sobrina.

- Lo adivine... sabes que tengo el poder de leer a las personas y supuse que su nombre era Nina. – hable con nerviosismo.

- Ah... claro, sí. Lo había olvidado. – hablo despistado – Bien, iré a buscar sus meriendas. ¿Puedes quedarte con ellos?

- ¿Qué, que? – abrí mis ojos con sorpresa frente a su pedido.

- Es solo unos segundos, Villamil. – hablo con obviedad – No te los dejare por siempre, aunque no te vendría mal... Ya vengo.

Vi a Simón irse hacia dentro del café dejándome con aquellos tres niños observándome con demasiada curiosidad. Sonreí con nerviosismo y tomé asiento frente a ellos.

- Gracias por cubrirnos, señor mejor amigo de mi papa. – Comento Ciro.

- De nada, niño hijo de mi mejor amigo. – bromee, todos rieron.

KARMA - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora