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Me senté en la silla de aquel hospital. Observe a su madre y a su hermano, quien se aferraba tan fuerte a aquella mujer que hasta por un momento pensé que se fusionaría con ella.

El dolor y desesperación que se cargaba en este momento en aquella sala me hacían más pequeña sobre aquella silla. Villa estaba aquí por mi culpa, quería que él estuviera bien, quería que me escuchara y que me perdonara.

Debí haberlo detenido y no quedarme en silencio. Debí haber hecho tantas cosas para evitar esta tragedia, sobretodo su odio hacia mí. Pero era Esperanza Lee, una niña estúpida que no se animaba a contar su tragedia por miedo a que todo sea peor, pero, sin embargo, esto era lo peor.

- ¿Familia del Joven Villamil?

Todos volteamos a ver al hombre de blanco que salía de la sala de emergencias. Inhale con miedo y me acerque temerosa hacia su madre. Nath y los chicos se encontraban también junto a mí.

- El joven entro en estado crítico, pero ya está estable, solo debemos esperar a que reaccione. – comento observándonos a todos.

Suspire bajando mi mirada al suelo. Él estaba bien y eso era todo lo que me importaba en este preciso momento. Sentí que me abrazaban por los hombros, Isaza sonreía con tranquilidad, pero yo lo que menos tenia era eso por más de que él estuviera bien. Intente sonreír y luego me aleje de ellos en silencio.

- ¿Cuándo se lo podrá ver?

La voz de simón detenía mis pasos antes de desaparecer.

- Mañana ya podrán entrar a verlo. – comento aquel médico.

Luego de unos segundos volví a caminar por aquel pasillo, quería salir unos segundos de aquel lugar. Quería que esto dejara de doler, quería llorar en silencio sin que nadie se detuviera a decirme que todo estaría bien porque sabía que esto recién empezaba.

Camine hacia la calle y termine por caer con todo el peso de mi cuerpo en aquel cordón. Las lágrimas ni siquiera me pidieron permiso, ellas solo volvieron a adornar en silencio mi rostro. ¿Cómo iba a sobrevivir a todo esto? ¿Cómo haría para olvidar lo que dolía? ¿Cómo recuperaría a Villa? Había demasiadas preguntas en mi cabeza y ninguna me ponía recuperarme a mí misma.

- Ey.

La voz de nath y su brazo sobre mis hombros para abrazarme con fuerza habían sido el único parche al corazón que tenía en estos crueles momentos.

- Juan pablo va a estar bien. – susurro.

- Eso espero. – me aleje de ella limpiando mi rostro.

- Claro que sí, Hope. Él es fuerte. – aclaro.

- Esto es mi culpa, si yo

- ¿Si tú, que? – su voz se tornó molesta – tu no ibas a poder hacer nada.

- Pero si lo hubiera detenido, si quizás le hubiese dicho la verdad...

- Quizás se hubiese puesto peor de lo que ya estaba, hope. Quizás esto era lo único que debía suceder. – acaricio mi mejilla – Ahora, solo...

- ¿Podemos esperar hasta mañana?

La observe con suplica, quería que estuviera bien y luego iría a hacer la denuncia y acabaría con todo. No quería alejarme de este lugar, por lo menos hasta no verlo bien.

- El está bien Hope. – volvió a aclarar acariciando mi mejilla.

- Pero yo no, yo quiero verlo bien.... Solo eso, Nath. – confesé nuevamente – te juro que luego de verlo, iremos a hacer la denuncia.

KARMA - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora