.53.

677 68 55
                                    

Vi a mi madre cerrar a puerta de mi habitación dejándome solo con mi padre. Suspire molesto y termine por recostarme para observar el techo. No sabía que quería hacer, no podía reparar lo que había roto de la noche a la mañana.

El otro lado de la cama se hundió y por un momento sentí a mi costado su presencia.

- ¿Qué haces? – hable con molestia.

- Busco hablar contigo. – aclaro acomodándose mejor de ese lado.

- Yo no busco escucharte. – murmure.

- Hijo... entiendo que te encuentres enojado conmigo por irme.

- Enojado es poco. – rodé mis ojos, intentaba no llorar.

- Tan solo escúchame, ¿quieres? Luego has lo que tú quieras.

Me relamí los labios frente a su suplica. Inhalé e hice fuerza para sentarme en esa cama, no sabía que podía llegar a salir de esto. Escuche su suspiro sonoro, yo solo quería gritar un poco más pero mi niño interior se quedó en silencio.

- Yo... lo lamento, Juan Pablo.

- ¿Lo lamentas? – lo observe de reojo - ¿Lamentas haberte ido, dejándonos solos?

- Si, lo lamento. Fui un cobarde. – confeso.

Fruncí el ceño, cobarde quizás si lo había pensado de él, pero jamás creí que lo diría el mismo.

- Yo no sabía que estaba haciendo... sentí que me perdí y cuando tu madre me dijo que Fede estaba en camino pensé que no podía hacerlo.

- ¿Cómo no ibas a poder hacerlo, papa? – lo observe con molestia – Estaba yo, era tu mejor maestro y yo, sin embargo, te veía como todo lo que estaba bien en el mundo.

- Si, sé que tú me veías como tu súper héroe favorito. – asintió bajando su mirada, se había sentado como yo, jugo con sus manos unos minutos – Pero te estaba fallando y tú no te dabas cuenta.

- Jamás me hubieses fallado, solo tenías que quedarte conmigo y todo lo demás no importaba.

- Estaba perdiendo la empresa, estaba en guerra conmigo mismo... te veía y sentía que cada paso que daba era en falso y solo para decepcionarte cuando te dieras cuenta que no era quien debía ser para ti. – argumento con demasiada tristeza – Me dolió irme, me dolió escucharte llamarme...

Cerré mis ojos con fuerza y bajé mi mirada por unos minutos. Recordaba cuando lo vi partir y a mí, contra la ventana de la sala gritándole papa no te vayas, por favor.

- Aún recuerdo tu voz cada vez que cierro los ojos. – susurro – Jamás quise abandonarte, hijo. Jamás quise hacerlo, pero yo no estaba bien conmigo, no quería que me odiaras más de lo que ya lo haces. – suspiro con dolor – Se lo que es que tu padre se pierda y esté ausente, aunque este. Tu abuelo lo hizo conmigo y no quería hacerte lo mismo... fue lo único sano y lo mejor que me salió por ti.

- Me dejaste solo. – confesé – Me dejaste con muchas cosas por aprender, por hace contigo... tu solo tomaste el auto y me dejaste aquí, como si no te importara.

- Siempre me importaste, tu hermano y tu madre también. – aseguro – Solo quiero remediar lo que hice mal.

- No creo que puedas volver el tiempo atrás y... - voltee a verlo con dolor – y decirle a ese niño de doce años que acá estas otra vez. Es demasiado tarde para volver, ¿no lo crees?

KARMA - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora