.10. segunda temporada

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Juan Pablo.

Observe la pantalla del teléfono, Hope había dado por finalizada la conversación. Me había dejado con las palabras en la boca, otra vez. ¿Quién se creía que era? Niña estúpida, hermosa y yo perdidamente enamorado de ella.

Apreté mis labios molesto, no podía ser que se comportara de esa manera.

- ¡Mi amor!

Guarde rápidamente el teléfono y voltee a ver a Gabriela que se acercaba con una sonrisa. Otra vez nos encontrábamos en aquella clínica en donde debía verle la cara al maldito de Mendes. Abrí mis ojos esperando a que hablara, quería irme de aquí.

- En unos minutos nos atenderá Fernando. – sonrió.

- ¿No puede ser otro? – pregunte con rapidez.

- Villa... supera de una vez tu pelea con él, nos está ayudando. – hablo con obviedad.

Ayudando a que no lo golpee por el pasado. Eso hacia el maldito bastardo.

- Sí, claro. – respondí con un poco de sarcasmo.

Gabriela frunció el ceño, cruzándose de brazos. abrí mis ojos observándola con obviedad a lo que decía. Fernando lo que menos haría por mí, era ayudarme. Si fuera por el me hundiría en el mismísimo océano y yo, claro que haría lo mismo.

Ella solo suspiro y negó una y otra vez.

- ¿quieres dejar esta actitud inmadura que tienes? Supera de una vez que Hope lo prefirió a él, sobre ti. ¿No recuerdas que se acostó con él?

Me relamí los labios, me contenía de no decirle algo más. Eso me había golpeado en el orgullo y mi amor por Hope se machito como una flor por unos instantes.

- Supéralo, pareciera que te sigue importando. – murmuro aún más cerca de mí – Espero que no sea cierto, porque sería muy bajo de tu parte jugar de esa manera.

Trague saliva observándola a los ojos con seriedad. Gabriela no tenía ni idea de lo que verdaderamente me sucedía por dentó y esperaba que jamás saliera porque simplemente mi vida se vería involucrada en perder demasiadas cosas de lo que había ganado en estos años.

- ¡Paredes!

La voz de Mendes, rompió nuestra tensión de pareja. Gabriela modifico su rostro de un minuto a otro y volteo sonriendo como si nuestra conversación jamás hubiese existido.

- ¡Aquí! – elevo su mano con emoción.

Gabriela tomo de mi brazo y me arrastro hacia el consultorio de aquel hombre. Molesto ingrese a la habitación y tome asiento sin decir una palabra. A esta altura no quería ni siquiera observarlo. Gabriela había dado en mi ego, en la herida que aún no había sanado por más que los años hayan pasado.

- ¿Cómo se encuentran? – pregunto tomando asiento frente a nosotros.

- ¡muy bien! ¡emocionados! – hablo Gabriela - ¿No es cierto mi amor?

La observe de reojo, su rostro mostraba la obligación que tenía porque dijera que me sentía de la misma manera. Pero no, no sentía absolutamente nada. ¿Dónde se suponía que estaba aquella parte que simón tanto hablaba sobre la paternidad? Asentí con lentitud y luego volví a observar a Mendes quien entendió que no debía decirme nada.

- Bien, estuve viendo sus análisis... - tomo dos cartetas color marrones claras con nuestros nombres – ninguno de los dos tiene problemas, solo que Gabriela tus óvulos comenzaron su proceso de envejecimiento de forma temprana.

KARMA - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora