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- ¡Hope!

Voltee dejando mis libros caer, Fernando se acercaba a mí con una sonrisa. Mis piernas comenzaron a temblar y nuevamente quise tener algo de alcohol para quitarme esta timidez de hablar con él.

- Hola. – me incline para tomar aquellos pesados libros sobre matemática aplicada.

- Déjame ayudarte. – comento amable inclinándose,

- Si, gracias. – acomode mi cabello mientras tomaba los libros.

- Quería saber cómo estabas. – sonrió mientras caminaba a mi lado.

- Am bien... – confundida lo observe - ¿Por qué?

- En realidad, porque te fuiste con ese chico – movió sus hombros – y jamás supe si llegaste bien o si al otro día te levantaste con la cruda. – bromeo.

Yo solo reí levemente, Fer era adorable, todo lo que me gustaba en alguien. Estudioso, amable, con una sonrisa encantadora. Sin contar lo sexy que era.

- Me levanté con un poco dolor de cabeza, pero estuve bien. Gracias por preocuparte. – sonreí tímida bajando la mirada al suelo.

- Eres muy linda cuando te pones tímida. – confeso.

Abrí mis ojos sorprendida y elevando la mirada puse observar su sonrisa enorme con aquellos perfectos dientes alineados. ¿Quién no quisiera tener esa sonrisa todos los días?

- Gracias. – susurre observando sus ojos fijamente.

- Am... – comento ayudándome a dejar los libros en el estrecho y pequeño casillero – me preguntaba si después de clases quisieras ir a tomar algo conmigo.

Mi corazón comenzó a galopar como un caballo feroz, el estudiante más sexy de la carrera de medicina de la Universidad quería tener una cita conmigo sentía que iba a desmayarme frente a él. ¿Esto era real?

Juan Pablo.

- ¿Cómo estuvo tu noche de viernes Moncho? – pregunto con una inocente sonrisa Isaza una vez que llegamos a nuestros casilleros

El pelinegro mostraba en su rostro el cansancio de un fin de semana feroz y divertido.

- Recuérdenme jamás volver a tomar, por favor. – suplico tomándose la cabeza recostado sobre los casilleros.

Todos reímos.

- De tantas veces que terminamos mal ¿tú no aprendes verdad? – lo molesto Erick.

El Vargas mayor solo frunció el ceño y lo imito en voz baja.

- Pero no solo eso, ¿Tan mal la pasaste con Nath? – pregunte curioso moviendo mis cejas.

- Y tu ¿Cómo la pasaste dentro del cuarto de Hope?

Todos se quedaron en silencio cuando Simón hizo mención a aquel suceso. Quisiera decir que la pase de lujo hurgando en su cuerpo, pero lo único que hice fue dormir en el suelo a causa de que la señorita no dejaba que me vaya.

Nervioso me puse cuando me di cuenta que mis amigos esperaban una respuesta y frunciendo el ceño de forma confundido hablé.

- ¿Qué es lo que dice Moncho? Yo jamás pase la noche con Hope...

- ¿A no? ¿Y qué era eso de vete al infierno ... me iré, pero tú te iras conmigo? – me imito – seguro mi mente los imagino, porque soy un ciego ¿verdad??

Abrí mis ojos sorprendido, eso fue mi última conversación con ella ya que no pude hablar en lo que resto del fin de semana por la cantidad de cosas que tenía para estudiar.

- Juan Pablo, dime que no te está comenzando a importar Esperanza. – murmuro Martin con curiosidad.

Trague saliva nervioso. Si me estaba comenzando a importar, pero no lo asumiría jamás. Sería como dar mi brazo a torcer frente al enemigo

- No sé si a Villa le importa o no, pero creo que a Mendes, si – señalo Vargas con seriedad.

Volteé todo mi cuerpo hacia esa dirección, abrí mis ojos sorprendido mientras que cerraba mis manos haciendo un puño. No podía controlar como aquel calor extraño que una vez pude sentir por Rebecca se volvía a instalar en mí.

Hope se encontraba sonriendo como toda una niña adorable y tierna, algo tímida. Y el, arrogante y creído intentando obtener algo que quizás ella se lo dé y yo aquí parado como un imbécil sin hacer nada.

Vi desaparecer a Fernando y a Hope suspirar. Apreté mis labios y caminé seguro de mí mismo hacia ella. Ese tipo no era el indicado para ella y quizás yo tampoco lo era, pero no quería que la lastimara.

- ¡Hope! – grite sonriendo a su lado.

Ella solo salto y con su mirada ruda me observo.

- Ya deja de ser tan malhumorada. – bromee.

- Pensé que hoy me libraría de ti. – murmuro y volvió su vista a su casillero.

- Oye tenemos un trato, ¿lo recuerdas?

- Sí, pero nadie hablo de que tu dejarías de molestarme y yo de enojarme contigo. – comento sin mas.

- Es que no quisiera perderme el lujo de obtener un poco de la dosis de diversión que me das querida Hope. – sonreí para ella.

Hope solo me observo de forma rara, otra vez ansiaba querer saber sobre sus pensamientos, sus sentimientos hacia mí.

- ¿Qué es lo que quieres? – pregunto curiosa.

- Am... – dude unos minutos en que diría – quería saber si luego de clases quieres juntarte a ver lo del trabajo del profesor Gilbert – rasque mi nuca nervioso.

Ella solo hizo una mueca de culpabilidad luego de mi sugerencia-

- Lo siento... – susurro – quede con Fer.

- ¿con quién? – hable impactado.

- Con Fernando. – repitió obvia.

- O sea – reí, para no llorar – me cambiaras por ese tal Fernando...

- Tranquilo chiquito, a nadie odiare más que a ti. – acaricio la punta de mi nariz con su dedo índice – Creo que debo irme a clases así que hablamos luego, adiós imbécil.

Se fue dejándome nuevamente observando cómo se iba lejos de mí.

- Niña estúpida. – susurre molesto.

¿Cómo era posible que estuviera celoso?

- Sigue así, pero esa niña estúpida te está gustando y a mí no me lo puedes negar – Simón se puso a mi lado observando lo mismo que yo.

- ¿tienes libre después de clases? – pregunte sin perderla de vista.

- Si, ¿Por qué? – curioso pregunto - ¿Qué quieres hacer?

- Sabotear una cita.

KARMA - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora