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- ¡Adiós Manuel!

Salude al padre de Hope luego de que ella ingresara a su auto.

- Nos vemos, Juan Pablo y gracias. – susurro elevando su mano.

Suspire y observe a Hope que se encontraba mirándome a través de la ventana del auto. Eleve mi mano en forma de saludo y ella solo sonrió y me saludo de la misma manera. Era mejor que se tranquilizara y que estuviera en su casa, se encontraba muerta de miedo.

Una vez que el auto desapareció volví a clases. Había avisado al profesor Gilbert de que tenía que solucionar un problema y estaba más que claro que este suceso recién empezaba, pero haría que termine este mismo día.

- ¡Ey! – Simón se acercaba a mí - ¿está todo en orden?

Iba a contestar, pero a lo lejos pude divisar la silueta de Fernando sonriendo con sus amigos. A veces me preguntaba como su mente podía estar tan tranquila luego de haber amenazado a Hope de esa manera.

Apreté mis puños y mis labios, Simón noto esta acción volteando rápidamente y fijo su mirada hacia el sujeto más despreciable que había conocido.

- Papo, ni se le ocurra ir y...

Que ni se le ocurra a él acercarse a ella, por mi mente pasaba. Camine hacia el haciéndolo detener. Su sonrisa desapareció lentamente y su cara de desprecio hacia mí me hizo confirmar que el verdadero odio era entre él y yo.

- ¿Qué sucede ahora contigo? – rodo sus ojos mientras sus amigos se quedaron en silencio.

- No se dime tu, amenazar a una mujer. – fruncí el ceño - ¿Te parece eso digno del hombre que te hacer llamar?

- Maldita zorra. – murmuro.

Sabía que se encontraba hablando de Hope y como me irritaba que alguien hablara de esa forma de una mujer.

- ¿Qué? – me acerque intentando que volviera a repetir aquella bestialidad.

El solo se quedó en silencio. No sabía si le provocaba miedo o que.

- Vuelve a referirte así sobre Hope y juro que te dejare sin ganas de reproducirte. – gruñí.

El solo abrió los ojos y lanzo una risa irritante frente a todos. De reojo vi a mis amigos acercarse y colocarse detrás de mí, por desgracia si lo golpeaba no iba a poder matarlo.

- ¿Ahora eres su defensor?

- En realidad, soy el que te va a dar tu merecido si le haces algo. – comente sin mas

- ¿Tu? ¿Un merecido? – frunció el ceño aun con una sonrisa – Ella se lo busco sola...

- Ella no se buscó nada Mendes, así que déjala en paz. – lo señale seguro – Ni se te ocurra acercarte a ella.

- Y si lo hago ¿Qué? – se acercó desafiante a mí.

- No me importara hacerte esto de nuevo.

Con toda la furia acumulada golpee, por segunda vez, nuevamente su mejilla haciéndolo caer. Que hermosa sensación era hacerle esto a un miserable aprovechador como lo era él. En este momento lo pensaba seriamente, Hope era una niña estúpida por fijarse en él.

- ¡Villa! – Erick se interpuso evitando que me abalanzara sobre el – ¡detente!

- Vuélvete a acercar a ella y ya sabes lo que te sucederá. – amenace mientras que mis amigos intentaban que no prosiguiera.

KARMA - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora