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Juan Pablo.

- ¿Cómo va su relación?

Pregunto Simón mientras tomaba su cerveza con una sonrisa, su mirada picara hacia su hermano e Isaza me resultaba cómica.

- Bien – afirmo Martin - Muy bien

- No sé qué esperabas que te dijéramos. – comento Isaza.

- No lo sé, esperaba algo como tuvimos que incluir a Jenni en nuestra relación y ahora somos un trio.

Todos lanzamos una risa luego de ese comentario. Aun Jenni no superaba esta situación, aunque estaba feliz de que por lo menos se quisieran. No ansiaba ni quería estar en sus tacones, me recorría un escalofrío por todo el cuerpo el solo hecho de pensar que Hope me pudiera abandonar o quizás peor: que me cambie por una mujer.

- Tranquilo, que si es un trio lo más seguro es que te incluyamos a ti y no a ella. – guiño el ojo Isaza a lo que Simón termino por escupir su cerveza luego de ese comentario.

- Sigue amigo con tus comentarios de gay que así también te va. – bromee, le dieron de su propia medicina y eso me hacía sentir victorioso.

- A mí me gustan tus ojitos, no los de este par. – comento con una sonrisa.

Fruncí el ceño con amenaza, a veces Simón solía ser algo o muy especial.

Estuvimos un buen divirtiéndonos entre todos, hacía mucho que no pasábamos tiempo juntos los cinco. En un momento de la charla Martin se levantó diciendo que iba camino al baño, todos continuamos sumergidos en aquel ambiente tan cálido y amistoso que se creaba juntos.

- Como que Martin se está tardando. – comento Isaza preocupado.

- Tranquilo novio castrador, no te va a cambiar por nadie. – nuevamente Simón hablo bromeando.

- Pero hace más de media hora se fue – sonó algo nervioso

Fruncí el ceño preocupado ya que tenía razón.

- Creo que iré a buscarlo.

Camine rápidamente entre toda la gente que se encontraba merodeando en el bar, el murmullo y la música me imposibilitaban escuchar con claridad las cosas, pero aun así continúe mi camino.

Una vez frente a la puerta del baño intente ingresar, pero esta se encontraba cerrada. Toque varias veces aquella madera rojiza pero la voz de Martin en ningún momento se escuchó.

- Bachi... – lo llame preocupado - ¿está ahí?

Nuevamente el silencio. ¿Dónde se encontraba si no era en el baño? Rote mis pies para volver con los chicos, pero algo me decía que él se encontraba ahí dentro. Volví y toqué nuevamente.

- Martin. – lo llame y golpee más fuerte.

- Papo... – su voz del otro lado se escuchaba algo extraña

- Bachi, abre la puerta. – pedí, pero nuevamente el silencio del otro lado.

Me aleje hacia atrás y con toda la fuerza golpee la puerta abriéndola. Puede ver a Fernando y a otro amigo más parados frente a Martin que se encontraba en el suelo todo golpeado. Fruncí el ceño e ingresé furioso.

- ¿Qué es lo que creen que hacen?

Fernando sonrió con sarcasmo y molesto apreté mis puños, cada día lo odiaba más.

- Miren a quien tenemos aquí... – me observo fijamente – tu amigo vino a rescatarte, gay – viro sus ojos hacia Martin.

- ¡Papo!

La voz de Erick detrás de mi apareció, pero aun así no dejaba de observar a Fernando, ansiaba golpearlo. Demasiado. Estaba pasando los límites de lo humano.

- ¿Qué creen que están haciendo? – pregunto furioso Leyva.

- Solo le estábamos dando una lección a su amigo el homosexual. – comento el amigo desconocido de Mendes.

- ¿Ahora se califican como homofóbicos? – pregunté sorprendido – vaya, pensé que solo te dedicabas a evaluar tu sexualidad de otra manera, Fernando. – bromee.

- Tranquilo que aún me falta la zorra de novia para llenar mi lista de chicas... – sonrió – no pasara mucho Villamil.

- No lo escuches – murmuro Erick.

Inhale y exhale fuertemente, no quería golpearlo aquí si no en otro lugar no tan público. Erick se acercó a Martin para ayudarlo a levantarse, pero no perdía de vista al miserable de Fernando que sonreía con victoria.

- Vámonos de aquí, Villa. – comento Erick antes de salir – Déjalos que se pudran en su miseria.

Asentí sin perder de vista al moreno.

- ¡Vayan! – comento riéndose Fernando.

Roté el cuerpo para irme, pero recordé que debía dejarle en claro una cosa al maldito imbécil que cada vez que se interponía en mi camino sacaba lo peor de mí, aquello que intentaba dominar con todas mis fuerzas.

Volví a observarlo y me acerqué a él lentamente.

- Déjame decirte algo... – murmure amenazante – deja de meterte con mis amigos porque juro que no voy a medir mi fuerza y destruiré tu maldita cara de imbécil.

- ¡Uy! – rio – ¡qué miedo!

- Si, ten mucho miedo. – apreté mis labios – Y una cosa más... – mostré mi dedo índice – no te acerques a Hope, porque la vas a pasar muy mal.

- Te recuerdo que antes de estar contigo, estuvo conmigo y que yo recuerde ella te odiaba... – comento sin más - ¿Quién no te dice que eso vuelva a suceder?

Reí levemente aun sin perderlo de vista. A veces, en contadas ocasiones tenía buenas ocurrencias.

- Solo hazme caso y no sucederá nada. – volví a recalcar con tono amenazante.

Me dispuse a salir de aquel baño antes de terminar por pelear de verdad, pero sentí que tomaban de mi hombro para volver mi vista hacia Mendes, caí al suelo luego de un golpe fuerte en mi labio. Fernando me había golpeado y esto recién empezaba.

- Tu no me darás ordenes imbécil y hare lo que quiera, con quien quiera y si quiero a tu novia... – sonrió con malicia – la tendré.

Me hinque rápidamente y lo golpee en el rostro sin notar donde había dado mi puño. No medí, simplemente no me medí, pero tome del cuello de su camisa y termine por estrellar su cabeza contra el espejo del lugar para luego ver como su cuerpo se desplomo al suelo dejándolo imposibilitado para seguir peleando conmigo.

KARMA - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora