.1. segunda temporada

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- Eres mala.

Comente con demasiada indignación frente a su pésima broma.

- Y tú, un niño bonito. – apretó mi nariz tiernamente mientras sonreía.

- Qué bueno que deje de ser un imbécil. – hable con victoria.

- Eres un imbécil, pero el más lindo de todos.

Ella se acercó a mí para abrazarme por la cintura. La observe en detalle, la calidez de sus ojos, hacían que el otoño y la primavera se reflejaran en ellos.

- Y tu una niña hermosa.

- Niña estúpida. – aclaro achinando su nariz.

- Te amo. – asegure.

- Yo también te amo.

Se acercó a mí para besar mis labios.

Cerré los ojos por unos momentos para sentir el tacto suave de sus labios con los míos. Quería unos minutos quedarme ahí y no despertar.

- Villa.

Escuchaba a lo lejos mi nombre, pero no quería alejarme de Hope por nada del mundo.

- ¡Villa! ¡Mi amor!

Parpadee varias veces e inhale con fuerza al darme cuenta que solo había sido un recuerdo que se me presento cuando pise aquella feria. Trague saliva al darme cuenta que quien me hablaba era Gabriela. Me observaba con gran confusión.

- ¿Qué? – susurre.

- ¿Te quedaras ahí? – pregunto con curiosidad.

- No. – negué una y otra vez.

Gabriela tomo de mi mano y juntos caminamos dentro de aquella inmensa feria. Hacía años que no pisaba este lugar por los recuerdos. Tenía miedo de que ella se aparezca nuevamente como todos los días.

No había día que no me preguntara ¿Qué hubiera sido si aún Hope estuviera aquí? ¿Seguiríamos juntos o cada uno por su lado? quizás el peso de todo lo que hubiera sido no estaría dentro de mí.

En silencio caminaba a su lado, mientras ella hacia preguntas y reía con su familia. Yo solo quería apagarme por unos instantes. Vivía en un karma constante luego de todo.

De pronto vi aquella carpa roja.

Simón y su curiosidad hacia el futuro incierto se me vinieron a la mente y todo en mí se movilizo.

- Humm... - murmure sin dejar de caminar, no dejaba de observar la carpa – Gabi, vengo en unos minutos.

- ¿A dónde iras? – frunció el ceño.

A veces me ponía de mal humor que me controlara como si fuera un niño. Suspire y me acerque a ella un poquito más. La observé a los ojos y en lugar de reaccionar solo pensé si era lo correcto el silencio.

- Iré a ver unas cosas que me gustaron. – murmure.

La mentira era mi aliada cuando quería escapar. Ella no muy convencida asintió, me incliné para besar su frente y la vi irse junto a sus padres que poco toleraba, pero, me daban el trabajo y el lugar que tenía en una empresa que era de ellos.

Suspiré cerrando mis ojos y luego recordé que tenía en mente. Volví a mi camino hacia la carpa roja. La curiosidad era demasiado grande y tenía muchas dudas sobre el futuro. Quería saber demasiadas cosas, empezando por si todas aquellas profecías que hace años dijo se habían cumplido.

KARMA - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora