.57. Extra

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Di un par de pasos con lentitud, iba con el bastón de viejo. Ese que de vez en cuando, cumplía el rol de corrector hacia mis amigos y mi hermano cuando era necesario. Me divertía tener autoridad con aquel palo.

Inhale dentro de aquella cafetería. Recordé la primera vez que habíamos salido con Hope y lo linda que se veía a pesar de todo. Habían pasado meses de su ausencia y por algunos momentos quería creerme que su número había vuelto que terminaba por intentar llamarla otra vez.

Cada vez que veía a Nath e intentaba hablar con ella, me observaba fríamente y hasta daba miedo querer saber sobre su hermana que solo me limitaba a decirle solo un hola. Todo se había vuelto tan duro y hasta por momentos la odiaba por haberse ido, por haber dejado que todo esto nos sucediera.

Tomé mi café y volteando con lentitud para buscar una mesa, pude ver a lo lejos a Manuel. Hacía tiempo que no lo veía y tampoco mi padre hablaba de él, como antes. Me acerque a él con miedo, aunque aún no perdía esa sensación de bienestar al verlo. El seguía siendo un gran ejemplo, un gran hombre para mí.

Carraspee mi garganta intentando llamar su atención, él estaba muy entretenido observando su computadora portátil. Elevo su vista con rapidez y abrió sus ojos con sorpresa.

- Juan Pablo. – susurro, me observo de arriba abajo y sonrió – Que bueno es verte.

- Hola, Manuel. – sonreí - ¿Puedo sentarme con usted?

Él se quedó unos segundos callado y termino por asentir cerrando su computadora. Lentamente tome asiento y con nerviosismo termine por observar mi café, estaba demasiado nervioso.

- ¿Cómo ha estado? – pregunte con tartamudeo – Hace bastante no lo veo.

- Bien. – suspiro – He estado de viaje, es por eso no ando mucho por la ciudad.

- ¿El trabajo se encuentra bien?

- Sí, me encontraba revisando unos papeles de un par de empresas con quienes quiero aliarme. – comento con sinceridad – Tu, ¿Cómo llevas lo de tus piernas?

- Bueno, hace unas semanas ya puedo movilizarme solo... subir escaleras con lentitud. – moví mis hombros comentando la situación – Cuesta, no tiene ni idea de lo que duelen de vez en cuando, pero al menos ya no estoy en una silla.

- Eso es muy bueno. – sonrió con sinceridad.

- Si. – susurre bajando mi mirada al café.

Tomé un sorbo de mi café y pensé en mi siguiente pregunta. Tenía miedo de su respuesta, pero quizás, podía decirme algo sobre ella.

- Manuel... - susurre su nombre y lo observe con suplica - ¿Hope?

El suspiro echándose hacia atrás. Jugo con su taza de café sin observarme esta vez. Todo aumentaba mi ansiedad y que el simplemente se comportara así, era lo que no ansiaba ver.

- Ella está bien, Juan Pablo. – volvió a observarme.

Asentí buscando mis palabras, tenía miedo de haberlas perdido luego de saber que ella podía seguir y yo aquí.

- Quisiera hablar con ella. – confesé.

- Juan Pablo... - Manuel se inclinó hacia la mesa acercándose aún más a mí - ¿Qué es lo que quieres?

Me quede en silencio intentando descifrar su pregunta. Sabía que tenía muchos sentidos, pero no sabía cuál era el que el usaba.

- Quiero saber de ella. – fue lo único que me salió decirle.

KARMA - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora