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Una vez dentro del bar y habiendo hecho nuestros pedidos ambos nos encontrábamos en silencio, pero no separaba mi mirada de ella porque me intrigaba saber porque aquel rostro se encontraba con el interés de investigar tanto.

- ¡Ey! – llame su atención, ella me observo rápidamente - ¿Qué sucede?

- Me gusta este lugar... – confeso.

- Estas en mi bar favorito. – sonreí.

Ella solo me observo con un dejo extraño de ternura.

- ¿Qué?

- Jamás me imagine que compartiríamos cosas juntos. – movió sus hombros sin más – Pero debo confesar que me encanta esto.

- A mí me encanta que sepas cosas mías... – me acerque un poco más a ella, su sonrisa apareció sin decir nada – Y que sonrías, también.

- ¿Te puedo pedir algo? – susurro.

Asentí.

- ¿Me podrías dar un beso? – sonrió.

- Puedo darte muchos besos.

Ambos reímos y me acerque a ella para depositar un castro beso en aquellos labios que ahora se sumaba a la lista de las maravillas de mi vida.

- Te quiero. – susurre observándola fijamente.

Mi confesión la tomó por sorpresa, lo note en sus ojos, en su expresión.

- Y yo a ti. – comento, su tono de voz sonaba a seguridad y volvió a dejar un beso en mis labios.

Unos segundos luego su mirada viajo sobre mí y abrió sus ojos mieles, como si lo que estuviera viendo fuera un fantasma.

- ¿Qué sucede? – curioso pregunte.

- ¿Esos no son Martin e Isaza?

Voltee indiscretamente para ahogarme en un grito dentro de mí. Volví mi vista a Hope, ambos impactados intentamos no gritar ni decir nada. Se estaban ¿Besando?

- Dime que lo que acabo de ver no es real. – murmure.

- Creo estar viendo lo mismo que tú. – viro sus ojos a ellos.

- ¡No, no, no! – negué rápidamente – Esto no puede ser real.

Ella tapo mi boca para que no gritara.

- Sh... – murmuro – tranquilízate, no pueden vernos ¿Recuerdas que tampoco nadie sabe de lo nuestro?

Pensé unos minutos, Hope tenía razón. Pero ahora sabíamos otra verdad. Ella lentamente destapo mi boca, pero no se alejó de mí.

- Ahora todo tiene sentido, Isaza dejo a Jenni por

Me quede en silencio unos minutos, lo que habíamos visto había cerrado todas las dudas sobre la finalización del noviazgo del siglo.

- La dejo por Bachi.

Desapercibidos observamos la mesa que se encontraba contra la pared, alejados de todos. Ambos muy acaramelados y como si el mundo alrededor no importaba. Con Hope aun no salíamos de nuestro asombro.

- ¿Crees que nos verán? – susurro.

- No lo creo... – continúe observándolos – Se encuentran muy metidos en ellos.

- No entiendo porque no lo dijeron antes.

Voltee a verla, se encontraba muy concentrada observándolos, pero medio encorvada queriéndose esconder detrás del gigante vaso de jugo de frutillas que había pedido. Reí levemente, me causaba entre otras cosas mucha ternura. Hope era sumamente especial y eso lo supe desde la primera vez que la vi en su primer año.

KARMA - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora