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Termine por salir del auto de mi madre con ayuda de mi padre. Suspire una vez frente a la universidad. Todos los estudiantes iban y venían, pero a mí, solo me importaban mis amigos. Sonreí cuando los vi acercarse con una cálida sonrisa de bienvenida.

Era momento en donde después de clases debíamos ir con el profesor Gilbert. Martin tomo de mi silla y la empujo para ingresar al campus. Esperaba no cruzarme con Fernando, ni tampoco con sus amigos porque todo iría de mal en peor.

Al llegar al salón de profesores, con nerviosismo comencé a observar el lugar. Esperaba verla, pero ella no se encontraba ahí. Moví mi silla para poder acercarme a los sillones de aquel lugar.

Vi a Jenni, quien se encontraba entretenida con su teléfono. A penas me había observado y luego se encontraba Rebecca. Ella solo carraspeo y la observe con curiosidad.

- ¿Cómo te encuentras? – susurro hizo señal de mi situación física actual.

- Mejor que cuando me di cuenta que no sentía las piernas. – comente.

Ella solo hizo una pequeña sonrisa y yo solo volví a observar a la puerta, quería y ansiaba que Hope apareciera de una buena vez.

- Villa... yo...

Voltee a verla con curiosidad, Rebecca jugaba con sus manos de forma nerviosa.

- Quería disculparme por lo que te hice. – aseguro y volvió a observarme – Sé que es tarde, pero te mereces una disculpa de mi parte. Las cosas solo se dieron así y no pude decírtelo antes.

- Está bien, Rebecca. – suspire – No hace falta ya que lo hagas.

- Lo sé, pero para sentirme bien conmigo misma debía hacerlo y quiero saber si me perdonas. – murmuro con miedo.

Si no hubiese sido por su traición, lo de Hope jamás hubiese sucedido y se lo agradecería infinitamente por más que ahora me encontrara anclado en la silla de ruedas.

- Estoy agradecido contigo. – comente, ella abrió sus ojos con sorpresa.

- ¿Lo dices por Hope? – comento con una pequeña sonrisa, quería asentir, pero por un momento no quería ser tan obvio – solo era cuestión de tiempo. Yo siempre supe que te encontrabas enamorado de ella y lo ocultabas con tu odio.

Fruncí el ceño confundido.

- Desde que la viste por primera vez te quedaste en silencio, yo lo note. – apretó luego sus labios al confesar – Lo noté y me sentí celosa, ella no hizo nada para enamorarte y tu solo quedaste estúpido por ella.

Ambos reímos por eso y era tan cierto que no podía negarlo. Ahora podía asumirlo de verdad luego de haberla probado. Podía decir que desde aquella vez que la escuche gritarme imbécil por embarrarla, había caído rendido a sus pies sin que yo mismo lo supiera.

- Y por eso la odie en un principio, pero también le agradezco por ayudarte a no odiarme.

- No te odio, Rebe. – asegure.

- Lo sé, eso solo lo logro Esperanza. Aunque en venganza me haya jugado esa sucia broma de la pintura violeta. – sonrió – Me gusta mucho la pareja que hacen y

- Hacíamos. – la corregí bajando mi mirada a las manos.

- ¿Qué?

- Si, humm... es muy largo de explicar, pero ya estoy trabajando en solucionarlo. – asegure.

- Pues... hazlo rápido. – agrego.

- ¿Por qué lo dices? – fruncí el celo observándola.

KARMA - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora