.23. segunda temporada

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- ¡Bien!

Villa observo a Nina y luego la escalera de la casa.

- Creo que tendré que llevarla a upa. – hablo rascándose la nuca, pensativo.

- Puedo sola. – aseguro Nina.

- ¿segura? – fruncí el ceño observándola con curiosidad.

- Ay mami, no es que me abrieron todo el cuerpo, fue un tajito... ¡mira! – levanto un poco su remera floreada y mostro su pequeña cirugía.

- Eso es más pequeño que el mío... - hablo villa con el ceño fruncido - ¿Por qué a ella le hicieron más lindo que a mí?

- ¿Tu también tienes? – hablo emocionada Nina.

- ¡Claro! – Villa levanto su remera azul y le mostro su cicatriz.

- ¡Woao! ¡Estamos iguales! – grito Nina emocionada.

Villa termino por reírse por su reacción y se acomodó la remera, luego me observo de reojo y volvió a ponerse algo serio. No quería reír u observarlo con emoción, era demasiado temprano como para aceptar que él estaba haciendo un buen papel.

- Bien... creo que debemos subir. – hable a Nina – Debes descansar.

- Pero, mami... - se quejó Nina – No me duele.

- Lo sé, pero ya ha dicho el doctor que debes descansar... por lo menos hoy. – moví mis hombros mientras cruzaba mis brazos.

- Ey, ¿le gustan las películas? – pregunto Villa inclinándose hacia ella.

- Sí, me gustan la de los superhéroes. – confeso Nina.

- Bien, quiero ver Capitán américa y si no mueves tu trasero, Nina, no me quedare a cenar.

Vi a villa subir las escaleras de mi casa. Abrí mis ojos con sorpresa frente a su atrevimiento. Nina emocionada lo siguió, esa niña tenía admiración por él y no había hecho absolutamente nada. Solo le dijo que no cruzara sin mirar y para ella ya era el padre perfecto, sin saberlo.

- ¡Bueno! ¡Gracias por la invitación! – hable cuando ambos llegaron a planta alta.

- ¡deja de llorar, Lee! – me observo con seriedad, Villa, pero luego me guiño el ojo como cual maldito dios griego.

Quise contestar, pero Nina tomo de la mano de Villa y lo arrastro a la sala de las películas que mi padre había hecho para Nath y para mí cuando éramos pequeñas.

Suspire y termine por sonreír. Eran tan lindos juntos, no podía negarlo. De todas las cosas que siempre pensé y ansié era ver como Nina quería a Villa, pero la realidad superaba a la imaginación y el verlos así hacia que muchas cosas se crearan dentro de mí.

Camine hacia la cocina y pensé por unos instantes que cocinaría. Nina no podía comer nada pesado pero el estómago de villa no era para comer un pollo hervido. Improvisaría con lo que había, tan solo debía cocinar para nosotros ya que Nath y Simón habían ido a la casa de campo de la mama de los Vargas.

Por un largo tiempo estuve cocinando y escuchaba las risas de Nina y villa desde arriba. Parecían demasiado divertidos y felices que me daba hasta rabia porque no me incluyeran, pero esa era la relación de padre e hija que hasta yo había tenido y aunque costara admitirlo, Villa se merecía estar con ella un poco más de tiempo.

Cuando la cena estuvo lista, fui en busca de ellos. Al subir las escaleras fruncí el ceño. No escuchaba sus risas, solo el sonido de la televisión. Camine hacia la sala de películas, pero, ellos no se encontraban ahí. Fui hacia la habitación de Nina y los vi.

KARMA - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora