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Hope.

Las clases habían terminado, hoy no me había cruzado con nadie y eso implicaba tener lejos a Fernando. Camine por el pasillo de aquella inmensa universidad esperaba que Villa saliera de la sala de profesores para poder irnos. Fruncí el ceño y aceleré mis pasos hacia Jenni que se encontraba sentada en el suelo con su cabeza escondida entre sus rodillas.

Ya todos se habían ido, no había ni un alma o eso creí.

- Jenni... – susurre poniéndome a su lado.

Ella elevo su rostro como lo supuse se encontraba llorando.

- ¿Qué puedo hacer para que dejes de llorar?

- ¿Puedes hacer que Isaza vuelva? – susurro.

Trague saliva, me rompía el corazón verla así de triste.

- Entonces no puedes hacer mucho, Hope. – volvió a esconder su rostro.

- Jenni por favor, es solo un hombre... – intente darle ánimos de la peor manera, ella solo me observo con el ceño fruncido – bueno, Isaza no es cualquier hombre, pero a lo que voy es que no es el único.

- Pero yo lo quiero a él. – sus lágrimas comenzaron a caer una tras otra y yo solo quería ir a estrangularlo con mis propias manos.

- Jenni... – suspire – tienes que entender que quizás te dejo porque quería lo mejor para ti.

Ella me observo fijamente y luego frunció el ceño.

- Tú me estas ocultando algo. – me señalo.

Abrí mis ojos impactada, me golpeé mentalmente ¿Cómo podía ser tan imbécil? Con razón Villa pensaba que era una niña estúpida si no podía mantener mi boca cerrada en temas importantes, pero es que Isaza me sacaba de mis casillas con su misterioso amor y con su silencio frente al dolor de mi mejor amiga.

- ¿yo? – reí de forma nerviosa – No.

- Hope... – entrecerró sus ojos – tú sabes algo ¿Qué sucede con Isaza?

Ahora me había metido en un problema.

(...)

Corrí por los pasillos de la universidad hasta el salón de profesores. Había cometido un error y uno muy grande y esto desataba la tercera guerra mundial.

- ¡Villa! – ingrese desesperada

Pare en seco cuando lo vi muy animado hablando con la supuesta chica llamada Gabriela. Algo dentro de mí se estrujo, supongo que fue el corazón y el enojo me comenzó a subir desde los pies. Fruncí el ceño cuando ambos me observaron.

- Hope ¿Qué sucedió? – se acercó a mi rápidamente.

- Am...

Dude unos minutos antes de hablar, esa chica no me caía bien. Moví mi cuerpo hacia un costado y la observé, ella se encontraba observándonos con demasiada curiosidad.

- ¿Te quedaras ahí o vas a escuchar como una vieja metiche?

- Hope. – me regaño Villa con el ceño fruncido.

- ¿Qué?

- Tranquilos... – hablo con una sonrisa de arpía totalmente fingida – Yo ya me iba.

Ella solo tomo sus cosas bajo la mirada de ambos. Esa mujer no me daba confianza, no me daba ninguna señal de paz. Sonrió levemente frente a nosotros.

KARMA - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora