.2. segunda temporada

681 67 95
                                    

- ¡Juan Pablo!

Abrí mis ojos de golpe y me acomodé rápidamente en aquella silla giratoria de mi oficina. El padre de Gabriela se encontraba en la puerta observándome con seriedad.

- Ricardo. – murmure - ¿Qué necesita?

- ¿Otra vez durmiendo? – comento cerrando la puerta tras él.

- Lo lamento. – murmure y suspire acomodándome mejor.

- ¿Noche agitada? – hablo en tono de broma acercándose a mí y tomo asiento.

- No he estado durmiendo muy bien. – confesé.

- Pues... duerme todo lo que puedas ahora porque cuando me den nietos con Gabi, no podrás dormir. – bromeo.

Parpadee varias veces cuando comento sobre los nietos. Lo que menos quería era hijos ahora y no sabía porque, pero mi ideal de familia se veía muy lejano junto a Gabriela. Me relamí los labios e intenté proseguir con aquella conversación, pero me había sacado de mi eje central.

- ¿Qué es lo que necesita? – murmure volviendo mi vista a la computadora.

- ¡Vaya! No pensé que era de esos...

- ¿Quién? – enarque mi ceja observándolo con curiosidad.

- Tu. No pensé que eras de esos que no querían hijos. – agrego.

No era precisamente eso.

- Sí, es que... prefiero disfrutar mi relación con Gabriela antes de todo eso. - aclare.

- Bueno, entonces podrían casarse y se disfrutan mutuamente.

¿Por qué ansiaba tanto que me casara y tuviera hijos? No lo planeaba aun y me molestaba la imposición de alguien, quien, aunque sea su padre, no le correspondía meterse.

- Es que, para dejarte esta empresa, ya sabes... debes estar casado con mi hija. – comento mientras tiraba su cuerpo sobre la silla.

- Estamos bien, Ricardo. Prometo que cuando eso suceda, serás el primero en saberlo. – hablé y volví a observar la computadora.

- Sí, eso espero. – murmuro – Bien, solo venía a decirte que mañana viajaremos a Nueva york...

- ¿para qué? ¿Por qué? – fruncí el ceño con confusión.

- Porque quiero asociarme con la empresa más grande de Estados unidos, de aguas pluviales y presentarles tu proyecto para poder no solo abastecer a ese país, si no, al nuestro.

Abrí mis ojos con sorpresa y asentí entendiendo el punto, sería una gran alianza para la empresa y para mí para crecer profesionalmente en esta carrera que aún se sentía estacionada producto de que mi jefe, no era tan visionario como yo.

- Está bien. – comente – Me parece una excelente idea.

- Lo sé. – sonrió tan arrogante como el mismo – Te veré mañana en el aeropuerto a las diez.

- Si... - susurre.

Me relamí los labios cuando lo vi irse y cerrando mis ojos volví a recostarme sobre la silla.

¿Qué estaría haciendo Hope ahora mismo? ¿Por qué debía pensar en ella cada vez que tenía un minuto de paz? Me era inevitable luego de siete años. Volví a la realidad y tomando mi teléfono Salí de la oficina, quería un café y un poco de relajación.

KARMA - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora