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Hope.

Corrí fuera de la casa de Villa, las lágrimas no dejaban de caer por mi rostro y aun así lo sucedido no dejaba de atormentarme. ¿Por qué se había empeñado en hacerme daño? ¿Qué era lo que verdaderamente le sucedía conmigo para que haga semejante teatro? Me senté en el suelo, en el cordón de la vereda de aquella casa.

Era una boba por crearme falsas esperanzas con alguien así, tan vil y frio conmigo.

Toque levemente mis labios, iba a besarlo. Iba a sentir sus labios por primera vez, aunque luego me dijera que fue un error quizás iba a morir feliz en algún momento porque había cumplido un deseo tan grande como sentirlo.

Suspire nuevamente, cansada de todo mientras que mis lágrimas salían una vez más.

Quería que saliera de su casa para suplicarme perdón, pero ¿a quién quería engañar? Juan Pablo no sentía nada y yo era la niña estúpida que se había enamorado de aquel imbécil con doctorado en mi vida.

El claxon de un auto hizo que levantara la mirada, tenía mi cabeza escondida entre mis piernas. Limpie mi rostro con mis manos y me hinque rápidamente. Fernando había aparecido en el momento correcto, salvándome de mi propia agonía y tristeza de saber que todo fue en vano.

- Hope... – me observo preocupado - ¿te encuentras bien?

- Solo llévame a mi casa, por favor. – susurre.

Me acomode mejor en el asiento y el solo comenzó a andar. Las calles se hacían lejanas, pero no eran reconocidas por mi mente. ¿A quién le importaba? Solo quería irme lejos, no quería cruzarme con Villa una vez más. Mi triste fantasía de que él alguna vez dejara de comportarse así y quizás me amase se había desvanecido.

- Este no es el camino a mi casa. – fruncí el ceño.

- No iremos a tu casa... – comento tranquilo – dijimos que iríamos a tomar algo.

- Pero no tengo ánimos, Fer. – susurre.

- Yo creo que un helado te haría bien. – me observo de reojo – He escuchado que te encanta Hope y no me perdería ver tu rostro de emoción al comerlo. – sonrió.

Sonreí levemente, él era perfecto para mí.

No dije más nada, dejé que él me llevara a donde él quisiera. Olvidarme de Villa era el punto principal en mi vida y creo que Fernando era el tipo correcto para eso.

(...)

A demás de reírme a mas no poder con las ocurrencias y malos chistes, había descubierto la sensibilidad, lo simple y lo romántico de la mano de aquel chico con sonrisa gigante. Sus ojos me encandilaron un poco más, pero en el fondo sentía que los verdes me podían más.

Fernando era la clase de chico que toda chica quería, aunque la torpeza y las malas jugadas no las podía cambiar. No podía negar que el desafío me podía más y si tenía que elegir prefería estar en guerra con Villa que esto.

Pero había decidido que ya no más, ya no tendría relación con el más que ese maldito trabajo del profesor Gilbert que nos habían puesto de cárcel por mi culpa y por mi odio ya convertido en amor por él. Porque el karma era más fuerte que cualquier cosa y Villamil era el infierno de mi vida en la tierra.

- ¿La pasaste bien? – comento una vez que estaciono frente a mi casa.

- Si, la pase muy bien. – asentí – Necesitaba despejarme y que alguien me mimara.

- Me siento feliz entonces de poder haber sido yo en tener el privilegio de verte sonreír.

Ambos reímos levemente, Fernando era muy tierno conmigo.

- ¡Muy bien señorita! – sonrió rotando su cabeza hacia a mí – Creo que es hora de separarnos aquí, aunque no quiera.

- Si. – susurré y sonreí tímidamente observándolo.

- Me encanta que te pongas tímida... – ambos reímos – y escuchar tu risa, aun más.

- No puedo evitar ponerme nerviosa. – confesé moviendo mis hombros.

- ¿Logro ponerla nerviosa? – abrió sus ojos – vaya, que alagado me siento.

Eso me hizo reír a carcajadas junto con él, golpee su hombro en forma de reproche y lo observe luego de tranquilizarme.

- Gracias. – susurre – Eres muy bueno conmigo.

- Soy así porque me gustas Hope... – confeso – y me encantaría saber si tu sientes lo mismo por mí.

Se sentía y se oía tan sincero en sus palabras, por un momento las mariposas comenzaron a revolotear dentro de mí. Los sentidos los perdí completamente cuando note que se acercaba a mí y con su mano en mi nuca termino por acortar la distancia que nos separaba.

Sus labios acariciaron los míos y por un momento fantasee con el ese beso que me debía con Villa, que egoísta me estaba volviendo teniendo a este hombre tan bueno y hermoso frente a mí que iba a de frente y se arriesgaba a que lo rechazara. Pero no iba a hacerlo, porque Fernando me gustaba y se merecía que lo amara de igual forma.

- Me encantas Hope Lee. – confeso en un susurro sobre mis labios.

- Tú también me gustas. – sonreí y abrí mis ojos para encontrarme con sus ojos marrones.

- Entonces ¿nos conocemos más? – sugirió.

- ¿No estábamos en eso? - reí levemente.

- Me refiero a que salgamos ya como algo serio. – comento.

Abrí mis ojos sorprendida, su pedido me había tomado por sorpresa. Directo, hermoso y con un futuro prometedor ¿Qué mejor candidato que él? Asentí con una sonrisa, el solo me imito y se acercó a mí para besarme lentamente.

Bien, ahora comenzaría a salir con Fernando. Juan Pablo solo sería un mal recuerdo para mis sentimientos y fin de la historia. Todo estaba cuadrando, todo calzaba en su lugar. Solo esperaba no arrepentirme luego. 



Les regalo un capitulo mas, espero que les este gustando esta novela. Las quiero. 

KARMA - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora