Capítulo 44

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IDARA

- No entiendo, general. ¿Desde un principio supo quien era yo? - La pregunta en sí más bien era una formalidad para hacerte terminar de entender a mi cerebro su declaración de su conocimiento sobre nuestra situación.

- Efectivamente, princesa.- Se levantó de su asiento y posteriormente procedió a colocarse cercano a mi, lo suficiente como para que tuviera que estirar mi cuello hacía arriba para poder verlo a la cara.

- Entonces, esas palabras tan crueles que le dijo a su esposa, ¿Por qué...? - En realidad no sabía si quería saber la respuesta.

- Si no aprende a sobrevivir por si misma, entonces no tiene ningún tipo de valor en el ejercito.- Enfocó su mirada en mi.- Aunque igual no sé si tu podrás asumir su lugar, solo eres una simple esclava en la casa de los Dragomir.

Entorné mis ojos sin dejar que sus palabras me afectaran.

- Elle no tendrá ningún tipo de valor en el ejercito pero... ¿ Y en su corazón, Maxell Arscorth? -Le ataqué percibiendo la pequeña pero significativa chispa de emoción en sus ojos.

Me gruño levemente enseñándome sus colmillos de vampiro. Eso ya no me intimidaba, sonreí sin decir nada más, ya había ganado esta conversación.

- La acompañarán a su tienda... princesa.- Posteriormente me pasó por un lado y salió del lugar. Liberé lentamente el aire que había estado reteniendo inconscientemente ante su presencia, parecía haber algo monstruoso y enorme emanar de él... me daba la sensación de que no era completamente un vampiro pero tampoco humano.

- Señora Arscorth, seré quien la acompañe a su tienda el día de hoy.

Esa voz...

Me volteé rápidamente encontrando a Oliver, mi hermano, completamente diferente. Sus músculos estaban mucho más desarrollados que desde la última vez que lo había visto, sus ojos no tenían expresión alguna y al mismo tiempo tenían una fuerza que no concordaba con lo que mis memorias me decían sobre él. 

¿En qué demonios lo habían convertido?

No pude controlarme y lo abracé, de repente me vi proyectada hacia en otro extremo de la tienda. Me golpeé la cabeza contra el escritorio fuertemente, emití un gemido de dolor mientras mi visión se volvía borrosa. Escuché su voz.

- ¿Qué demonios le pasa? Es la esposa del jefe, contrólese.- Escuché pisadas que se aproximaban hacía mi.

Me llevé a la mano hacía la parte trasera de mi cabeza y me di un leve masaje por el dolor.

- Soy tu hermana, estúpido.- Murmuré. 

- Mi hermana está muerta.- Contestó casi de manera automática.

Prácticamente puse los ojos en blanco.

- Si no fuera tu hermana, entonces... ¿Sabría que a los 4 años le dijiste a papá que habías descubierto los colmillos de mamá y que ella se lo comería mientras dormía? Tampoco sabría que cuando te le declaraste a Tamara ella te rechazaría porque estaba saliendo con tu mejor amigo.

- Podrías estar leyéndome la mente y rebuscar entre mis recuerdos para engañarme, bruja. Dime algo que realmente te haga creer que eres ella.

Suspiré. Realmente no tenía mucho que ofrecer.

-Mira.- Extendí mis manos hacía él.- Realmente no sé muy bien porque mi último recuerdo sobre ti no tiene ningún sentido ni explica porque estamos en esta situación. Perdí mis memorias Oliv.- Me levanté sosteniéndome de la orilla del escritorio.- Ni siquiera sé realmente si lo que eh creído que ha sido mi vida en los últimos años es verdad e incluso terminé entro del cuerpo de una bruja y el mío esta devuelta en la mansión Dragomir.

Cautivas (La Guerra Eterna Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora