Capítulo 17

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IDARA

El "pacto" que insinuaba Sebastián no era más que marcarme con su sangre en alguna parte de mi cuerpo. Preferentemente fácil de identificar y que, sobre todo, no era permanente.

Parecía ser que había numerosos pactos que podían hacer los vampiros, pero en la parte... romantica de su raza, solo había tres.

El más alto y profundo era el ricctus sanguinum, uno que solo podían realizar los monarcas.

Después, estaba el pacto convencional que realizaban todas las parejas que están dispuestas a pasar el resto de sus vidas y morir juntos, el cual, si me lo preguntaban a mi, era el más conveniente para los cazadores, porque siempre que matabas a uno, obtenías automáticamente al otro.

Y finalmente, el que Sebastián había sugerido se trataba de un pacto mucho más simple que realizan los vampiros con una pareja potencialmente importante a la que no quieren que ningún otro vampiro se acerque, era como una declaración de derechos y nada más.

Realmente los vampiros eran muy territoriales.

Y lo gracioso del caso es que se burlaban de los hombres lobo por lo mismo.

Después de deliberar mis opciones por un momento, finalmente acepté siendo conciente que solo de esa manera estaría protegida contra el resto de los hermanos Dragomir.

Nos acomodamos uno frente al otro en su cama. Me pidió mi mano y la tomó con una extraña suavidad, sus fríos dedos trazaron un camino hacia el interior de mis muñecas y entonces los detuvo en el nacimientos de las delgadas venas azuladas a simple vista en mi tierna piel.

- ¿Qué quieres que te dibuje?.- Me preguntó, soltandome por un momento mientras se ponía de pie y buscaba algunas cosas por su habitación, instantes después volvió con un recipiente de cristal oscuro y una delgada pluma que tenía un botón en la parte superior que al ser presionado por el vampiro reveló una pequeña cuchilla de algún material extraño.- ¿Mi nombre, un gato, un perro?

- ¿Me vas a hacer un tatuaje o vamos a hacer el pacto?.- inquirí con mordacidad.

Sebastián sonrió.

- Es el único pacto en el que puedes decidir qué marca tendrás, así que te recomiendo lo pienses bien.- Levantó la pluma hacia mi.- ¿Y bien?, ¿Qué quieres que escriba en ti?

¿Que tal "los hermanos Dragomir la tienen chiquita", bien podría ser " Sebastián es una puta", "Johan la zorra", o "Kelian el que parecía tener un palo atravezado en el..."?

Pero obviamente no dije nada de eso, en cambio, esbocé una dulce sonrisa y dije:

- Podrías escribir sobre mi recién encontrado amor por ti.- Parpadeé como si en mi vida hubiera roto un plato y entonces vi que Sebastián se quedó un momento en silencio antes de soltar una carcajada sonora.

Confundida, lo observé reírse con fuerza a tal grado que una lágrima destelló sobre su mejilla y sostenía su estómago como si le doliera.

Parecía desquiciado loco.

Bueno, los hermanos Dragomir siempre serían unos desquiciados locos.

Sebastián poco a poco recuperó su seriedad y entonces mordió su propia muñeca, dejando caer la sangre sobre el recipiente de cristal, cuando cayó suficiente sangre, pasó la punta afilada de la pluma sobre su sangre y me tomó la mano. Aún tenía una extraña sonrisa sobre sus labios.

- Aunque me agrada la idea que involucra a Kelian, mejor dibujaré una flor, ¿Qué te parece?.- Mi mente tardó unos momentos en procesar sus palabras.

Cautivas (La Guerra Eterna Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora