Capítulo 52

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IDARA

La reunión me parecía interminable. Tenía a Eros mirándome constantemente, abría y cerraba su boquita, extendiendo sus bracitos para rodearme, esa era su silenciosa queja para decirme que estaba hambriento.

Pero tenía que estar presente.

Justo ahora el rey y la reina de las hadas no dejaban de discutir.

- No, lo que sugieres es llevar las tropas a un punto como carnada de algún original y luego usar el arma que Idara terminó hasta hace unas pocas horas, hay demasiadas fallas en esa lógica y además no garantiza que un original aparezca.- La reina atacó.

- ¿Y crees que ir a buscarlos en su propio teatro de operaciones es la mejor idea? Te van a estar esperando y además terminaríamos en una seria desventaja por invadir precisamente su territorio, el que, deja te recuerdo, ellos conocen y dominan. Piensa las cosas con claridad. No dejes que tus sentimientos sobre como perdimos la última batalla se involucren en esto.- El rey le contestó con una sonrisa burlona.

Uy no, ahora se va a prender esto.

Suspiré y miré a mi hermoso bebé, el cual parecía una idéntica copia de su padre, me miraba con sus inocentes y grandes ojos, me llené por completo de ternura y amor en un solo instante.

Pero mis sentimientos eran los únicos diferentes comparados con el frío hielo que pareció rodear la habitación y la tensión en el aire.

- ¿Mis sentimientos? Ellos no tienen nada que ver con mis planes en contra de las Kisas. Te recuerdo Enoch, que quien dirige las guerras soy yo.

- ¿Alguna vez dirigiste alguna guerra ex-reina? - Se burló haciendo incapié en "ex".- Incluso cuando tenías poder o creías tenerlo, yo era el general a cargo y las decisiones que llevaron a nuestra victoria fueron tomadas por mí, tú solo te concéntraste en masacrar inocentes y hacer correr la sangre en el reino.

- ¿Masacrar inocentes? A veces me pregunto si fue una correcta desición el haberte convertido en rey, pareces no saber ni siquiera interpretar lo que tienes justo enfrente de esos malditos ojos soberbios.

- Tú no me convertiste en rey, yo te destroné.

- ¿Estás seguro de eso? - Está vez, la pregunta no salió de los labios de Caliope, si no del rey de los vampiros con su característica voz fría, pero había una leve señal de burla hacia el rey de las hadas.

El rey de las hadas abrió la boca, pero entonces fue interrumpido por la puerta de la sala siendo abierta,en un segundo todos volteamos a ver la figura masculina que se nos paró justo en frente.

Era un chico extremadamente atractivo, aparentaba unos veinte años. El chico tenía el cabello negro corto que se le ondulaba, cayendo algunos mechones rebeldes sobre su frente, sus ojos eran de un rojo intenso y brillante, su piel era blanca como la porcelana y sus facciones eran finas, como una perfecta escultura a la belleza, sus orejas eran puntiagudas y tenía unas enormes alas negras en su espalda. Él portaba una armadura negra y dos espadas negras por completo, se encontraban envainadas una a cada lado de su cadera. Pero lo más impresionante fue su aura de seguridad y su mirada, la cuál era tan dominante que envío varios escalofríos en mi cuerpo.

Mientras las mujeres en la sala estábamos demasiado embobadas con esa belleza de hombre. Enoch, Maxwell y Maxell desenvainaron sus armas.

- ¿Quien eres?

El chico los miró antes de contestar.

- No soy nadie, solo quería decirles que encontré a una mujer en el bosque inconsciente con un niño entre sus brazos, parecía ser una bruja.- Si su apariencia era impresionante su voz lo era todavía más, era muy masculina pero había un fuerza junto con una suavidad en esa voz que hipnotizaba.

Cautivas (La Guerra Eterna Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora