Capítulo 61

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Sebastian Dragomir

*Momentos antes de la invasión* 

- ¿Crees que lo que sea que le dieron, lo mate? - Le pregunté a mi hermano sosteniendo el pequeño frasco vacío que habíamos encontrado a un costado de la cama donde yacía inconsciente Kelian.

Johan se encogió de hombros, se encontraba apoyado contra la ventana con los brazos cruzados y el ceño fruncido, tenía una postura tensa que sobresalía con su uniforme, como parte del ejercito de los vampiros y las armas que sobresalían de su espalda no eran de mera decoración, parecía listo para la guerra. Yo por mi parte con el mismo uniforme llevaba mis espadas a los costados de mi cadera.

Suspiré pesadamente mirando a Kelian.

- Ya no estamos completos.- Sostuve su mano inerte.- Nunca pensé que el primero en caer sería Kelian. ¿Cómo llegamos hasta aquí?

Johan emitió una suave risa.

- Por culpa de esa mestiza.- Se burló.- Si no hubieran estado tan calientes por competir por un par de muslos bonitos, seguiríamos siendo imparables.

- Es tu cuñada.- Le gruñí.- Tenemos que respetarla.

- ¿La respetas tu, hermano? - El sarcasmo goteaba como veneno de sus labios.- ¿La vez acaso como tu hermanita política? ¿Por qué no admites que quisieras que Kelian muriera? - Johan sacó su espada de su espalda y se acercó, apuntando desde arriba directamente al corazón de nuestro hermano.

- ¿Qué estás haciendo? - Detuve su mano.

Johan miró hacía abajo con indiferencia, al rostro inmutable de Kelian.

 - ¿Acaso no es lo que quisieras? Piénsalo, si nuestro hermano mayor muere, serías el siguiente en la línea para heredar el ducado y... podrías declarar a Eros como tuyo, casarte con Idara. Todo lo que nuestro hermano te quitó volvería a ti. ¿No te molestaba? Cuando éramos pequeños, "Kelian es perfecto, Kelian el genio, Kelian el heredero de todo", nuestro padre solo lo veía a él, ¿Recuerdas el orgullo en el rostro de padre cuando Kelian estaba a punto de asesinarlo? Ese bastardo murió sonriendo porque su hijo favorito había cumplido con todas sus expectativas. ¿No estás enfermo de vivir siempre detrás de su sombra? -Mi mano vaciló sobre la suya y Johan sonrió.

Tenía razón hasta cierto punto... Si Kelian no hubiera modificado completamente los recuerdos de la princesa, ella me habría elegido y Enoch sería nuestro hijo... Pero las cosas no habían sido así. Apreté la mandíbula fuertemente.

- Nunca quise el ducado ni el poder, sabía que no existía nadie más capaz que tu para hacer eso.- Le quité la espada a Johan y apunté al cuello de mi hermano, el duque, mientras continuaba hablando.- Solo había una cosa que codiciaba hasta el punto de abandonar cualquier convicción y eso era a la princesa Idara.- Sonreí ligeramente.- Pero con tus malditos trucos la ataste a tu lado de manera permanente. Lo que pudo haber sido no fue... todo por ti.- Empuñé con fuerza y pensé seriamente sobre hacerlo, pero al final me relajé y bajé la espada.- Aún así, no puedo quitarte esa pequeña felicidad. Siempre recibiste las palizas por nosotros y asumías nuestros errores como tuyos. Nos enseñaste a cazar y sobrevivir en este tipo de mundo. 

¿Cómo podría interponer alguna vez el amor que sentía por mis hermanos sobre cualquier otra cosa? El respeto que le tenía a Kelian iba mucho más allá de su titulo como duque o jefe de la familia, si no, porque sinceramente se había ganado ese privilegio en mi corazón. A pesar de que había saboteado mi relación con Idara, sabía que era capaz de hacerla feliz, ya lo había presenciado en estos años. Dejé ir el ultimo rencor que guardaba en mi, sintiéndome liberado.

Johan sonrió cálidamente, como si todo lo que había escuchado le alegrara sinceramente.

- ¿Escuchaste, hermano? Sebastian no piensa robarte a tu esposa.- Johan dijo con una sonrisa burlona. 

Cautivas (La Guerra Eterna Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora