Capítulo 31

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VALYRIA

Permanecí callada todo el tiempo y solamente escuché como la reina de los vampiros iniciaba una conversación superficial y diplomática mientras nos encaminábamos al automóvil que nos transportaría directamente a su territorio. Como niña buena fui, me metí y me senté en silencio mientras ellos interactuaban.   

Yo opinaba que merecía una estrellita en la frente por buen comportamiento.

Voltee hacía Maxell para hacerlo saber, pero lo único que recibí de su expresión fue un "NO" que gesticulaban sus labios. Torcí mis labios insatisfecha. La reina, a mi lado, esbozó una discreta sonrisa.

Encendieron los vehículos (al parecer eran más del que yo había contado en un principio) y arrancaron hacía rumbos desconocidos para mi. 

El paisaje no era muy diferente a lo que estaba acostumbrada: árboles, plantas diversas y oscuridad, así que no tardé en aburrirme y cerrar los ojos mientras sentía el movimiento suave del vehículo moverse por la carretera. Mis músculos se encontraban adoloridos por la contante lucha, entrenamiento y... otros ejercicios con Maxell.

Al cabo de una media hora aumentó mi aburrimiento de escuchar una conversación banal entre la reina y Dereck, el jefe de los metamorfos en México, entonces preferí centrarme en  mis propios pensamientos sobre cosas sin importancia... como mis sentimientos por Maxell. Lo miré de reojo ya que él era el piloto y yo la copiloto, íbamos básicamente en calidad de protección máxima a la reina. Lo cual es bastante curioso que Lucius confiara de nuevo en Maxell considerando lo que pasó la primera vez que Maxell "cuidó" de la reina.

Realmente en este momento no sabia si lo que quería era la venganza por haberme arrastrado a esta guerra, si quería simplemente tener buen sexo de desestrés o comenzaba a sentir algo por él... Lo cual mi lógica dictaba como imposible porque el era insufrible, bruto, insensible, dominante, responsable, generoso, valiente, integro, justo, leal, tan atractivo, noble y...

Sacudí la cabeza. ¿En qué carajos estaba pensando?

Yo jamás me enamoraría de un vampiro, que ademas rebasaba mi edad en siglos. La brujas no se enamoran de vampiros, es una regla que incluso mi madre que me odiaba tanto no dejó de enseñarme. Claro, además de revolcarse con cualquier otro con pantalones. Además, si lo pensaba fríamente, podía diferenciar entre un simple encapricha miento y am...

El sonido de las llantas al intentar frenar de golpe.

El impacto.

La sensación de volar en el aire.

El dolor.

La oscuridad momentánea.

Y abrir los ojos en el momento justo para ver un hacha dirigida a cortar mi cuello. Rodé hacía un lado escuchando el filo estrellarse en la seca tierra. Me puse de pie llevando mi mano hacía mi arma para bloquear el siguiente golpe, al mismo tiempo lancé energía concentrada hacía el punto ciego del abdomen del vampiro mandándolo a volar lejos a unos metros de mi. Aproveché los siguientes momentos para evaluar la situación a mi alrededor.

No había nadie.

El impacto me había lanzado tan lejos que solo observé arboles a mi alrededor y al vampiro acercándose a mi con sus colmillos amenazándome de una posible muerte por desangramiento. Le sonreí dulcemente.

- ¿Eso es todo lo que tienes?.- solté antes de hacerle frente a su embestida que de igual manera me mandó volando en contra de la naturaleza, el choque contra el árbol me dejó sin aliento el suficiente tiempo como para que el vampiro tuviera la oportunidad de acercarse y desgarrar la piel de mi cuello con sus colmillos. No absorbió nada, solo me observó con una cínica sonrisa en sus labios manchados con mi sangre.

Cautivas (La Guerra Eterna Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora